Los directores apuestan por el modelo de FP del País Vasco, «exportable a nuestras aulas», dicen. El alumnado trabaja allí en los propios institutos con el cometido de innovar a partir de la colaboración con empresas cercanas. Se trata de crear empresas desde la formación en el instituto, sin esperar a llegar a la universidad. Con los gastos de funcionamiento del centro utilizan fax, papel, ordenadores, o el aula de tecnología. Y cobran hasta 800 euros al mes mientras aprenden. V. B.