La toma de agua en el Azud de la Marquesa está fuertemente condicionada por los retornos de riego y por los vertidos de aguas residuales depuradas. El volumen de agua residual que recibe el Bajo Júcar asciende a unos 50 hm3/año, merced a los vertidos directos e indirectos que realizan unas 60 depuradoras. La presencia de coliformes en el agua es por ello bastante habitual. «Regar hortalizas del Vinalopó con agua del Azud de la Marquesa constituye un riesgo del que podrían derivarse responsabilidades penales, si se produjera algún caso de contaminación», apunta Antonio Rico, que enfatiza que «el riesgo es continuo y se produjera algún incidente en los mercados sería catastrófico».