El uso del avión entre Alicante y Barcelona ha crecido de manera significativa desde que comenzaron las obras en el Corredor Mediterráneo ferroviario, pero hasta el momento el tren está manteniendo el tipo a pesar de las molestias producidas por estos trabajos. Así lo reflejan los datos de pasajeros en uno y otro medio de transporte facilitados por Aena y Renfe, que muestran cómo la conexión aérea se consolida como la más utilizada en la relación entre la provincia alicantina y la capital catalana, con casi 330.000 viajeros en 2015. Eso sí, los usuarios tampoco dan la espalda al tren; más de 300.000 lo utilizaron también durante el año pasado.

Desde el pasado mes de agosto, cuando comenzaron las obras del Corredor Mediterráneo entre Valencia y Castellón, 219.717 pasajeros han utilizado los vuelos entre los aeropuertos de Alicante-Elche y Barcelona, según datos hasta marzo. Son casi 9.000 más que en el mismo periodo de 2014 y 2015, con un incremento relativo del 4%. En algunos meses, el incremento ha sido muy notable, como en noviembre y en marzo, con 4.000 y 5.000 viajeros más; el resto, los aumentos han sido más discretos, o incluso se ha descendido de forma ligera. Cabe pensar que los trabajos que se llevan a cabo en el ferrocarril y sus consecuencias sobre el servicio han podido influir en este aumento, pero a la vista del uso que mantiene el tren, parece que este factor tampoco resulta determinante.

Las obras del Corredor Mediterráneo han supuesto un incremento de los tiempos de viaje entre Alicante y Barcelona, hasta el punto de que algunos trayectos duran casi seis horas, tal y como ha venido informando este periódico en los últimos meses. Desde Renfe explican que en un principio sí se observó una pérdida de entre 25 y 30 viajeros al día; además, se suprimió un tren concebido especialmente para facilitar las comunicaciones entre la provincia de Alicante y Cataluña en fin de semana, que circulaba viernes y domingos y no paraba en Valencia. El año 2015 terminó, según fuentes de la compañía ferroviaria, con 305.000 viajeros entre Alicante y Barcelona, 8.000 menos que el ejercicio anterior. Esta cifra no incluye datos de otras estaciones de la provincia donde también paran algunos trenes de esta relación -Villena, Elda, Elche y Orihuela-, ni tampoco de otras estaciones catalanas. Por ello, el número de pasajeros es comparable al de la relación entre los aeropuertos de El Altet y El Prat, que terminó el año pasado con un total de 329.635 viajeros.

El uso del avión entre la provincia de Alicante y Barcelona viene creciendo de manera continua desde 2013, después de dos años de brusco descenso al haber menos desplazamientos por la crisis. Los vuelos tienen una duración de unos 70 minutos, y un billete puede adquirirse fácilmente por apenas 60 euros, lo que hace que sea un medio bastante competitivo a pesar de que a eso haya que unir el desplazamiento a El Altet, la espera hasta el despegue y el trayecto después desde El Prat hasta la Ciudad Condal. Por su parte, el trayecto en tren oscila entre las cinco y las seis horas, en función del tren y las paradas que hace. Las obras que se desarrollan entre Valencia y Castellón han incrementado el tiempo de viaje en alrededor de 20 minutos.

Aún así, la flexibilidad que ofrece el tren y su coste, habitualmente menor, hacen que resista el empuje del avión. Según Renfe, entre enero y marzo se han registrado unos 65.000 viajeros entre Alicante y Barcelona, un 1,5% más que en el primer trimestre de 2015. El lanzamiento de más tarifas promocionales -un mínimo de un 35% de plazas por tren-, que pueden hacer que el billete llegue a costar apenas 20 euros, es una de las claves que, para la compañía, contribuyen a mantener los niveles de uso.