Y 536 años después -527 ediciones- la pasión y la fe por la Santa Faz sigue intacta. Miles de peregrinos volvieron a renovar ayer su compromiso con la romería hacia el Monasterio de la Santa Faz, donde, según la tradición cristiana, se guarda uno de los trozos del lienzo con el que la Verónica secó el sudor de Jesucristo durante su subida al Calvario. Más de 200.000 personas -cifra ligeramente inferior a la del año pasado- de Alicante, la comarca de l´Alacantí, localidades de la provincia, Albacete, Murcia y hasta de León participaron en una romería que 527 años después sigue demostrando la misma fuerza que cuando arrancara un 17 de marzo de 1489. Una romería en el marco del Año Jubilar de la Misericordia, atributo que tiene Dios para perdonar las malas acciones.

La Peregrina salió más o menos puntual de la Concatedral de San Nicolás, a las ocho de la mañana, pero el aluvión de peregrinos en torno la cabecera y su encuentro con la Santa Mujer Verónica hizo que se perdieran en torno a 15 minutos antes de que la comitiva, primero la religiosa y a continuación la cívica, cogiera velocidad de crucero al paso marcado por el obispo Jesús Murgui, que hizo que la cabecera de la Peregrina llegara hasta el Camarín a las 9.45 horas. Noventa minutos para cubrir los 8 kilómetros que separan la Concatedral del Monasterio. Una romería a buen ritmo (5 km por hora), según la calificaron los responsables de Emergencias del Ayuntamiento de Alicante.

En cabecera, junto al obispo y demás cargos eclesiásticos todo el PP, mientras que el PSOE y Compromís -Guanyar no asistió- fueron perdiendo minutos hasta llegar al caserío con 20 minutos de retraso sobre el horario oficial y con miles de peregrinos «partiendo» las dos comitivas. En ese grupo caminaron, entre otros, el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, y el alcalde Gabriel Echávarri, que alcanzaban el Monasterio al filo de las 10.20 horas, lo que retrasó, por primera vez en los últimos años, los actos posteriores (apertura del Camarín y Misa) en las que no participaron los miembros de Compromís, como ya estaba anunciado. El retraso de Echávarri y Puig -alcalde y jefe del Consell peregrinan tradicionalmente junto al obispo- se debió, según fuentes oficiales al atasco que se produjo en la calle Villavieja, la que sube desde la Concatedral hacia el Raval Roig. Si a esta circunstancia se une el ritmo que impuso el Obispo -a Monseñor Murgui sólo le faltó «esprintar» pese a llevar calzado a lo «Sandalias del pescador»- se explica que el alcalde y el presidente fueran perdiendo minutos con la cabecera de la Peregrina. Al final todo en orden y se cumplió la tradición.

Ximo Puig, celebró realizar por primera vez la Peregrina como presidente de la Generalitat y subrayó que espera que en 2017, todo el conjunto arquitectónico del Monasterio tenga la consideración de Bien de Interés Cultural, tal como ha solicitado el Ayuntamiento.

La previsión meteorológica se cumplió al pie de la letra y tras un comienzo de semana marcado por la lluvia el anuncio que en Santa Faz luciría el sol se confirmó, y a la hora de arribar al caserío ya se disfrutaban de unos 20 grados. Pero la romería había empezado varias horas antes de las 8 de la mañana. Al filo de las 6.30 de la madrugada ya había peregrinos subiendo por la avenida de Dénia y media hora más tarde se podía ver a alicantinos volviendo hacia el centro de Alicante. Era la hora en la que el río humano en dirección a la Santa Faz era ya «caudaloso» con perfiles de peregrinos de todos los tipos. Familias, «runners», ciclistas, patinadores, parejas, grupos de amigos y jóvenes con carritos de la compra cargados con el alcohol para la «peregrina» de la playa de San Juan.

Como muestra de lo que ocurriría más tarde, al filo de las 7.40 horas una joven de unos 15 años avanzaba por la calle Virgen del Socorro cargando en una mano la bolsa de patatas fritas y en la otra una botella de cerveza de litro, ambas abiertas. Un desayuno muy poco recomendable. Adolescente que junto a otros miles de chavales y chavalas, enfilaría después, desde la rotonda de Gibeller, otra romería por la avenida del Pintor Pérez Gil hacia la playa con los carritos cargados de alcohol, pese a que el dispositivo preventivo haya reducido este año los carritos. «Tenemos un problema», apuntó un miembro del dispositivo de seguridad en torno al caserío.

«Nos gusta ir a primera hora porque luego no se puede ni andar», apuntaron Pedro y Tere, un matrimonio que había iniciado el camino desde la Plaza de Manila. «Después de desayunar llenos de indulgencias nos volvemos a casa a descansar, que 16 kilómetros son kilómetros para una pareja de jubilados», apuntaron con una sonrisa. Entre los peregrinos que renovaron su fe también destacó otro Pedro, éste pescador de Tabarca que había llegado desde Santa Pola. «Estoy haciéndome un selfie para enviárselo a mis compañeros que están faenando en Cerdeña», subrayó. La Peregrina es fundamentalmente alicantina pero también atrajo, pese a la nula promoción turística, a otros fieles del resto de España. Caso de un matrimonio de León, que junto a su hijo estaban a primera hora de la mañana en el interior de la Concatedral de San Nicolás. «Venimos mucho a Alicante de vacaciones y este año hemos querido también acudir el día de la Santa Faz por devoción».

No faltaron tampoco peregrinos habituales, así como diferentes agrupaciones religioso-culturales de Santa Pola, Callosa d´Ensarrià, San Vicente, Sant Joan, Elda o Yecla, en Murcia. La representación de la diversidad étnica que ofrece Alicante, la demostró, por otro lado, que a lo largo del camino se escuchaba el castellano, con todos sus acentos, el valenciano, el francés, el ruso de Ana, una joven ucraniana «soy ortodoxa pero me encanta venir a la Santa Faz», y el inglés, que hablaban Erika y Brenda, dos jóvenes danesa y belga, de Erasmus.

Ayer fue el día grande, pero la Santa Faz se extiende hasta el domingo para los peregrinos que repiten, y los que ayer no pudieron acudir por motivos laborales.