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El Ayuntamiento elimina el mercadillo del Castillo por incumplir el contrato

El edil de Cultura afirma que los puestos debían vender productos típicos o de artesanía pero ofrecen artículos de China

El Ayuntamiento elimina el mercadillo del Castillo por incumplir el contrato

La Concejalía de Cultura ha decidido eliminar el mercadillo que desde hace unos años se instala a diario en el Castillo de Santa Bárbara, formado por 10 puestos, y cuya concesión está adjudicada a la Asociación de Artesanos de Alicante (APEA). El próximo día 14 será el último de actividad.

El argumento principal que esgrime el edil del área, Daniel Simón, para el desmantelamiento de esta instalación es el «incumplimiento reiterado» del pliego de condiciones. «En el contrato se recogía que debían vender productos artesanales o típicos de Alicante y el incumplimiento de este punto ha sido constante», señalaba ayer Simón. El concejal de Cultura pone ejemplos. «Salvo un par de puestos que venden productos de la tierra, el resto ofrece mercancía importada de China o artículos que quieren pasar por artesanales, como soldados templarios de plástico, algo que nada tiene que ver con el Castillo».

Pero al margen del incumplimiento del contrato, para Simón, estos puestos «no aportan nada al Castillo, al contrario, distraen la atención». Santa Bárbara, añade, «tiene valor patrimonial por sí mismo para atraer visitantes y nadie se puede imaginar que en la Alhambra, por ejemplo, se instale un mercadillo».

Los propietarios de los puestos, por su parte, lamentan la decisión tomada por el Ayuntamiento y critican que no se les haya ofrecido ningún tipo de alternativa. «De estos puestos viven nueve familias que pagan como autónomos, el alquiler de la caseta, más un canon al Ayuntamiento», explica Miguel Ángel Pallarés, uno de los vendedores. Además, añade, «¿qué atractivo vas a ofrecer a los turistas que suben hasta el Castillo?».

En el puesto contiguo, Pepi González, lamenta que a partir de la semana que viene «me quedaré en el paro». En su caso se queja de que el incumplimiento del contrato por parte de algunos artesanos que no venden productos alicantinos le repercuta a ella. «En mi puesto hay garrapiñados, turrón, pericana, pan de higo.... tengo clientes que suben expresamente a comprarlos porque en tiendas es difícil encontrarlos». El puesto en el que trabaja Pepi González pertenece a la empresaria Asunción Penalva, expresidenta de APEA, quien asegura que este mercadillo «ha dado un poco de oxígeno a unos años en los que se ha vendido muy poco en los mercados. No sé qué van a hacer ahora estas familias». Desde la Asociación de Artesanos de Alicante, su presidente, Ángel Custodio, admite que, efectivamente, los productos de artesanía que en un principio se vendían han ido dejando paso a otro tipo de oferta. «Lo hacen por sobrevivir, porque a fin de cuentas estos puestos no son muy rentables. Poco a poco los comerciantes han ido poniendo otras cosas, más acordes a los gustos de los turistas». Además, añade, «muchos de los artesanos tampoco tienen tiempo de fabricar».

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