El tripartito (PSOE, Guanyar y Compromís) echó ayer del equipo de gobierno a la edil Nerea Belmonte echó tras negarse a dejar el acta de concejal, como le habían exigido desde las tres agrupaciones por sus polémicas adjudicaciones a una empresa de su entorno personal y político. Una vez que Belmonte confirmó su negativa a dimitir, Guanyar la expulsó del grupo municipal y el alcalde, Gabriel Echávarri, pasó a retirarle las competencias en Acción Social y Vivienda así como el sueldo. Belmonte pasa a ser una concejal no adscrita a ningún grupo municipal -la primera que ostenta esta condición en el Ayuntamiento-, un verso suelto que pone en jaque la gobernabilidad del tripartito, que pierde la mayoría absoluta con la que contaba y pasa a estar en minoría, nueve meses después de comenzar a gobernar.

El tripartito se queda así con 14 concejales de los 29 existentes en el Ayuntamiento. Es decir, 14 frente a los 15 que suman la oposición (el PP tiene 8 y Ciudadanos 6) y Belmonte. La edil, ya fuera del equipo de gobierno, tendría la llave para decantar la balanza hacia uno u otro lado en las votaciones cuando haya empate entre la oposición y el tripartito. Aunque la regidora, en una entrevista a este diario, descartaba un acuerdo con la oposición y afirmaba que su compromiso es con el pacto de gobierno que suscribió el tripartito, el propio vicealcalde, Miguel Ángel Pavón, considera que la edil genera una situación de «ingobernabilidad».

Esta situación también deja a Guanyar en una posición de debilidad dentro del equipo de gobierno. Y es que los de Pavón pasarían a tener cinco concejales frente a los seis del PSOE, que pasaría a ser el socio mayoritario del tripartito. Por el momento, no obstante, se mantendrá el equilibrio en la Junta de Gobierno Local, donde el puesto de Belmonte lo ocupará otro edil de Guanyar, Víctor Domínguez.

Pese a quedarse en minoría, la decisión de expulsar a Belmonte ha sido unánime en el seno del tripartito, que en un comunicado la acusa de «aferrarse al sillón» perjudicando «gravemente no sólo a su imagen sino, también, a la del propio Ayuntamiento de Alicante». Seis días después de que la asamblea de Guanyar le reclamara su dimisión y tras los días festivos de Semana Santa, Belmonte confirmó ayer a los socios de gobierno lo que ya había avanzado a INFORMACIÓN: su negativa a dejar el acta de edil.

Belmonte, la única edil de la coalición Guanyar procedente de Podemos, lo comunicó en una reunión que tuvo lugar a primera hora de la mañana con el alcalde, Gabriel Echávarri, el portavoz de Guanyar, Miguel Ángel Pavón y el líder de Compromís, Natxo Bellido. Todos ellos le había reclamado su dimisión como una «salida digna», pero Belmonte opta por mantenerse en el Ayuntamiento. Eso sí, fuera del equipo de gobierno.

Y es que una vez que Belmonte oficializó que no dimitirá, desde Guanyar remitieron varios escritos al alcalde. Entre ellos, uno expulsándola del grupo municipal que fue suscrito por los cinco ediles restantes de Guanyar de manera inmediata «para evitar cualquier intento de desestabilización del equipo de gobierno a través de una moción de censura», según dijo Pavón y se recoge en el comunicado conjunto enviado por el tripartito. Pavón explica que abocándola al grupo de no adscritos se aborta esa posibilidad.

El líder de Guanyar también pidió por escrito al alcalde que procediera a retirarle las competencias y a cesar a los dos asesores de Belmonte. De manera inmediata, Echávarri firmó los decretos para retirarle las competencias y el sueldo, iniciando también el trámite para cesar al personal de confianza de la edil. Belmonte dejará de tener representación en las comisiones y organismos municipales. Así lo confirmó Pavón, quien explicó que las competencias en materia de Vivienda y Acción Social pasarán a asumirse por otro edil de Guanyar una vez que el alcalde las delegue en quien decida Pavón.

Tanto Pavón como Echávarri coinciden al apuntar que Belmonte pasa a ser concejal no adscrita y que ello conlleva que deje de tener competencias, sueldo y asesores. Belmonte sólo percibiría alrededor de 200 euros por la asistencia a los plenos, en los que se sentará en la bancada de la oposición, entre los ediles Juan Francisco Escudero (Ciudadanos) y Marisa Gayo (PP), como indicaron fuentes municipales. El alcalde espera a la valoración del secretario para saber si la deja sin despacho en el Ayuntamiento. Aunque Belmonte defiende que el pacto de gobierno daba sueldo, incluso, a los miembros de la oposición «para dejarles trabajar», Pavón considera que la su situación es «excepcional» y que no forma parte de ningún grupo municipal.

Desde Alcaldía indican que se aplicará el Reglamento Orgánico del Pleno, en el que se recoge en su artículo 53 que los ediles no adscritos «no podrán disfrutar del régimen de dedicación exclusiva, ni de dedicación parcial y perderán los puestos que ocuparen en comisiones para las que hubiesen sido designados por su grupo». Sus intervenciones en el pleno quedarán limitadas en el tiempo.

Asamblea

Belmonte, como ya hiciera en la entrevista concedida a este diario, justificó su decisión de no dimitir en que no ha cometido ninguna ilegalidad y consideró que es la asamblea de Guanyar (que ya pidió su dimisión con un 76% de los votos) la que debe pronunciarse sobre su expulsión del grupo municipal y sobre la impugnación que ha presentado a la votación de la asamblea. Guanyar, por contra, decidió actuar ayer de manera inmediata para evitar una moción de censura, dijo Pavón, quien agregó que «en cualquier caso la decisión del grupo municipal» de expulsar a Belmonte «será sometida a la asamblea de Guanyar para que decida si se ratifica».

La posición de Belmonte generó malestar en el tripartito, que incide en que no se cuestiona la legalidad de las contrataciones sino la ética pública. Desde Guanyar recuerdan que la edil se había comprometido a acatar el dictamen de la asamblea y que el Comité de Garantías determinó que ha vulnerado el código ético.