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Un balón de oxígeno para el PP

Los populares ven aliviados el «caso Belmonte» para criticar la «incapacidad» del tripartito

Un balón de oxígeno para el PP

Bloqueada la dirección provincial por las constantes acusaciones de corrupción en Valencia y limitado el grupo municipal de Alicante por sus dificultades para articular una oposición contundente, el PP recibió ayer como «un balón de oxígeno» la enésima crisis del tripartito, que convirtió a Nerea Belmonte en concejala no adscrita tras su expulsión de Guanyar y la pérdida de sus competencias en Acción Social y Vivienda. Rápidamente, los populares se aferraron al argumento del transfuguismo para equiparar el caso de Belmonte con el de Covadonga Peremarch -la diputada autonómica expulsada de Podemos por falsear el censo de las primarias- y cargar con fuerza contra «el nuevo tiempo político» que pregonaban los partidos emergentes y la «inconsistencia» de los gobiernos multicolor de la izquierda que se formaron tras la debacle del PP en los comicios de mayo pasado.

Con un perfil bajo tras las «collejas» el pasado domingo del ministro de Exteriores, García-Margallo, y su rechazo a las primarias y el congreso extraordinario del PPCV, la dirección provincial optó ayer por no entrar en la suspensión de militancia de los concejales del PP en Valencia y por remitirse en el «caso Belmonte» al comunicado oficial del portavoz municipal, Luis Barcala, cuyo peso va en aumento en el cuartel general de José Císcar.

«El proyecto de la nueva política de Podemos ha quedado completamente en entredicho con la decisión de Nerea Belmonte de no entregar su acta», destacó Barcala, que volvió a vincular al tripartito con «la parálisis» de una ciudad «ingobernable y a la deriva».

Necesitados de que el foco de la polémica y la crítica mediática no se centre de manera permanente en Rita Barberá y la presunta financiación ilegal del PP en Valencia -el caso de la regional está «sub iudice»-, los dirigentes del PP reciben con alivio la primera fractura institucional grave en el seno del gobierno local de Alicante.

El PP sostiene que la nueva correlación de fuerzas en el Ayuntamiento -con 14 ediles en el grupo de gobierno, otros 14 entre PP y Ciudadanos y la no adscrita Belmonte- obligará al alcalde Echávarri a tener que dialogar y pactar más, «y a dejar de gobernar como hasta ahora, como si tuviese mayoría absoluta, cuando en realidad el PSOE tiene seis concejales».

Descartada de antemano la opción de una hipotética moción de censura con el apoyo de Belmonte, los populares vaticinan «serios» problemas al tripartito para sacar adelante decisiones de calado como la liberalización del horario comercial, la llegada de Ikea o el rescate de las contratas municipales. «Y si le diera al alcalde por apoyarse en Ciudadanos», conjeturan, «los de Rivera se quedarían prácticamente sin espacio político porque aún no ha encontrado su sitio y no tiene clara su identidad entre si es oposición o aspirante al gobierno».

Para sortear las hipotéticas dificultades que le aguardan a Echávarri, el grupo popular vaticina un «uso y abuso» de la junta de gobierno por parte del primer edil durante las próximas semanas como recurso para sacar adelante sus iniciativas.

Y en el supuesto de que el alcalde optara por un cambio de rumbo para girar a la derecha, el PP cree que podrá contar con los seis ediles de Ciudadanos -el mismo número que tenía hasta ahora Guanyar-, ya sea como parte del gobierno o con apoyos concretos desde fuera. «A fin de cuentas», sostienen en el grupo popular, «hasta ahora sólo han hecho seguidismo nuestro o del propio Echávarri».

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