El tiempo acompañó, dejando una noche muy agradable en Alicante, y las calles y terrazas del centro de la ciudad y del casco antiguo se llenaron de miles de vecinos y turistas para disfrutar de las tres procesiones del Viernes Santo que forman el Santo Entierro: la Mater Desolata, el Santo Sepulcro y la Soledad de Santa María. El público presente pudo gozar de una atractiva velada con la solemnidad y el recogimiento tan característicos de estos días. Los actos procesionales concluyeron sobre las 23.30 horas, con la retirada de la Soledad de Santa María.

Esta última, la procesión oficial de Alicante, inició su recorrido escoltada por los cuatro maceros del Ayuntamiento tras la polémica surgida el pasado febrero, cuando en principio querían negarse a participar en ceremonias religiosas alegando objeción de conciencia. Tras ellos se pudo ver a buena parte de la corporación municipal con el alcalde, Gabriel Echávarri, al frente. Entre los representantes municipales se encontraban concejales de PSOE, PP y Ciudadanos, además del obispo, Jesús Murgui, y la Bellea del Foc, Carmen Caballero. La única nota negativa fue la queja por una parte del público porque el paso de la Soledad fue sobre ruedas por la falta de costaleros. La procesión la cerró la Banda Municipal de Alicante pese al veto inicial de Guanyar.

En la tarde del viernes se inició la carrera oficial de la procesión del Santo Entierro, que estuvo formada por la Hermandad Mater Desolata, en la que el Crucificado dio paso a la Soledad de la Madre delante de la cruz desnuda. Le siguió la solemne Hermandad del Santo Sepulcro, con un Cristo yacente sobre un dorado y labrado paso, cerrando la procesión la Real Cofradía de la Soledad de Santa María, con un precioso paso de palio y elegantes nazarenos.

El presidente de la Junta Mayor de la Semana Santa, Alberto Payá, hizo ayer balance de la tarde del Viernes Santo. «Fue inolvidable. Todas las hermandades procesionaron de manera espléndida, con un rigor y una sobriedad dignas de admiración. Fue un solo cortejo que despertó el asombro de los miles de alicantinos y visitantes que abarrotaron el recorrido. El público acompañó perfectamente con su silencio en una procesión que es la más solemne de todas», señaló Payá.