La más antigua cofradía de Alicante, el Divino Amor, que se remonta a 1606, según documentos históricos, revolucionó el entorno del Convento de las Monjas de la Sangre desde horas antes de su salida, con sus damas de mantilla y costaleros: abogados, estudiantes de Derecho y antiguos alumnos del colegio Aitana para el Cristo; y la tuna para la Virgen de la Soledad «La Marinera», que data del siglo XVIII. Tiene mucha historia esta advocación ya que los ingleses robaron la imagen primitiva, que era invocada por los piratas para obtener protección y no caer cautivos de los piratas, de ahí su sobrenombre. La salida del Convento fue de nuevo uno de los momentos cumbre de la procesión. Los costaleros tuvieron que emplearse a fondo para sacar los pasos, ambos de varales, dado que no caben por la puerta del recinto religioso. Los tuvieron que bajar, a peso, para poder salvar la cancela.

La Marinera lució sobremanera con su adorno floral en blanco, como es tradición, y sus faroles en las esquinas, al aire, puesto que no lleva palio. Anunciaba la llegada de la procesión y su paso por el Casco Antiguo la nueva banda de tambores de la hermandad, integrada por niños del colegio Ángel de la Guarda. En el recorrido, los pasos fueron recibidos por cantos de saeta de las intérpretes Lisa Baños, Raquel Álvarez y Vanessa López, en la Rambla y desde los balcones del Ayuntamiento en la plaza de la Santísima Faz. Les acompañó en la comitiva el presidente de la Semana Santa, Alberto Payá.

Y de La Marinera a La Esperanza, la única Dolorosa coronada canónicamente en Alicante, que recorrió el barrio de San Antón en dirección al centro de Alicante siguiendo el paso de Jesús del Gran Poder en la procesión más sevillana, con los costaleros por debajo de los tronos soportando el peso en la nuca. Ambas imágenes tienen aires del sur, puesto que su autor, Castillo Lastrucci, era hispalense.

También es muy antigua la hermandad que saca estos dos pasos. Su año fundacional se remonta a 1840, antes se llamaba Nuestra Señora de la Corona de Espinas y fue fundada por la familia Salvetti. Anoche, gran cantidad de alicantinos y visitantes se concentraron en los alrededores de la parroquia de la Misericordia para verlas salir, y la siguieron en su camino hacia la Concatedral de San Nicolás, donde entraron por la Puerta Negra para realizar su tradicional estación de penitencia. La procesión se recogió un año más de madrugada tras impregnar su recorrido de incienso mezcla de mirra, vainilla, canela y clavo, que traen también de Sevilla. Jesús del Gran Poder levantó las miradas con su aspecto nazareno sobre su trono labrado, lo mismo que La Esperanza, que lució una nueva saya bordada por Pepe Espadero, realzando el esplendor que de por sí le dan los ciriales delanteros y el palio con su cielo esmeralda. La Virgen llegó con cierto retraso a la Carrera Oficial, en concreto de veinte minutos.