­Un largo camino a casa tras haber vivido una de las experiencias más impactantes de sus vidas. Un matrimonio de Los Montesinos y sus dos hijas, junto a otro vecino de la localidad, están regresando de Bruselas en autobús después de que el atentado del martes les dejara atrapados en el aeropuerto de la ciudad, a punto de subirse al avión que les debía llevar a Valencia después de unos días de vacaciones en el país. Segun Mínguez, hermana de uno de los afectados, contaba ayer cómo la familia vivió casi en directo los atentados. «Mi hermano Antonio, su mujer y sus hijas estaban en la terminal cuando oyeron la tremenda explosión. Todo el mundo a su alrededor comenzó a correr y a gritar y ellos no sabían qué hacer. Estaban muy asustados porque las niñas apenas tienen 11 y 5 años y temían que las pisaran». Con el aeropuerto cerrado a cal y canto, fueron trasladados a un pabellón deportivo, «donde les suministraron mantas y alimentos».

Allí permanecieron hasta las 15 horas de ayer, «cuando fueron escoltados hasta un autobús para emprender rumbo a Madrid». Está previsto que hoy, a las 15 horas, lleguen a la capital, donde se subirán a otro autobús hasta Alicante. Noelia Arenas, hija de Antonio Arenas (quien se encontraba visitando Bélgica junto a Antonio Mínguez y su familia), lamentaba ayer el «nulo caso que les han hecho desde la compañía Ryanair y desde el Consulado español».

Igual que esta familia, los afectados directa o indirectamente por los atentados tratan de ir volviendo a la normalidad. Con ese ánimo de sobreponerse a la barbarie llegaron ayer al aeropuerto de Alicante-Elche muchos belgas con vacaciones programadas en España, y que al tomar tierra relataban que el país intenta recuperar su ritmo, que por lo general no se vive una situación de miedo pero que nadie puede quitarse de la cabeza lo ocurrido. «Nadie deja de pensar en ello», contaba Petrea, una mujer residente en las inmediaciones del aeropuerto de Charleroi, desde el que voló a Alicante: «Los aeropuertos están llenos de gente, completos, y hay fuertes medidas de seguridad; nosotros hemos tenido que enseñar varias veces los billetes, más que nunca».

En ese plus de medidas de control coincide Hans, belga también, quien viaja con su familia, igual que Petrea, para pasar unos días de vacaciones. Su hija subía ayer en avión por primera vez, y como no querían que se asustara no le contaron nada de los atentados. Los controles de equipajes, matiza, han sido superiores a cualquier otra ocasión, pero a nadie le supone inconveniente alguno. Aunque todo el mundo trata de comportarse con normalidad, dice, nadie consigue olvidar lo ocurrido.

Desde Aena informaron de que de los seis vuelos previstos ayer desde Alicante hacia Bruselas, dos se cancelaron y cuatro se reprogramaron para otros aeropuertos belgas. A nivel nacional, estaban programados ayer ochenta vuelos al aeropuerto que sufrió el atentado, de los cuales 32 se cancelaron, 34 se desprogramaron, nueve se de reprogramaron a otros destinos y otros cinco estaban en el momento en que se ofrecieron los últimos datos pendientes de reprogramar. A lo largo del día de hoy se irá decidiendo qué sucede con los 56 que están previstos, de los cuales diez ya fueron ayer directamente cancelados.

Minutos de silencio y banderas a media asta simbolizaron ayer la solidaridad de los españoles con el dolor belga. Ayuntamientos, organismos oficiales, iniciativas ciudadanas... Muchos quisieron tener un gesto público de repulsa al terrorismo y en memoria de las víctimas.