La ciudad de Alicante vivió ayer una tarde de intensa actividad litúrgica con la celebración de tres procesiones en la que la multitudinaria presencia de personas que se involucraron en cada uno de los actos y vieron de cerca el trabajo de los cofrades puso de manifiesto la pasión que despierta la Semana Santa. Procesiones que contaron con un halo festivo pero que no perdieron el empaque característico de la festividad alicantina.

A las 18:00 horas comenzó la procesión de la Santa Flagelación desde la parroquia de San Blas hasta la concatedral de San Nicolás. La principal novedad de este año ha sido la nueva imagen de un sayón azotando a Jesús para el paso del Cristo de la Fe esculpido, al igual que el Cristo Fragelado.

Minutos más tarde, exactamente a las 18:45 horas, partió la cofradía de San Pedro Apóstol desde la concatedral de San Nicolás que regresó al mismo templo. La mirada de los asistentes se centró en el estreno del artístico «llamador de paso» en plata repujada sobre una peana de madera. Además, el manto de San Pedro ha sido restaurado en consonancia con el fajín de Almirante otorgado por la Comandancia Naval. El paso fue escoltado por la Policía Local de gala.

A las 19:00 horas salió del convento de las Hermanas Capuchinas la procesión de la cofradía del Santísimo Cristo del Hallazgo y la Virgen Dolorosa hasta la Plaza de San Cristóbal. Destacó la singular subida por Labradores al son de un pasodoble, debido a la pronunciada pendiente de la calle.

Con un ambiente sobrio y con la ausencia de incidentes destacados, los pasos salieron ayer a la calle y recibieron numerosas muestras de religiosidad, sobre todo en zonas como la Rambla, en la que miles de personas se congregaron y disfrutaron además de una tarde que contó con excelentes temperaturas.