Más de 12.000 mujeres atendidas en 25 años. El Proyecto Paloma cumple un cuarto de siglo con el orgullo de haber ayudado a miles de familias a salir del pozo y encontrar un nuevo camino.

Para celebrarlo, hoy tendrá lugar una eucaristía a las 19,30 horas en la parroquia San José de Carolinas, donde el obispo, Jesús Murgui, presidirá una eucaristía y un posterior vino de honor. Además, la sede del Proyecto Paloma acoge estos días una muestra de fotos de los 25 años de su historia, con todos los voluntarios y alumnas que han pasado por sus instalaciones.

Creado y gestionado por la asociación de San Vicente de Paúl, el Proyecto Paloma trabaja en el campo de las mujeres y familias con niños en situación de riesgo y exclusión social con actividades, talleres y servicios que contemplan una intervención multidisciplinar. Su motor son los 43 voluntarios que atienden a las mujeres y a sus hijos, ya que el Proyecto Paloma dispone de una guardería para las madres que no tienen con quién dejar a sus hijos durante los cursos.

En este sentido, el palomar, como cariñosamente se le conoce, «acompaña a las mujeres en riesgo para que salgan de su situación», explica Maite Tremiño, trabajadora social del Proyecto Paloma.

En este cuarto de siglo, mucho ha cambiado la situación y el perfil de las mujeres que acuden en busca de ayuda. «Comenzamos atendiendo a mujeres gitanas que habían sido sacadas pronto del colegio». Hace 12 ó 15 años «vinieron las mujeres inmigrantes y actualmente un 25% de las alumnas son españolas, junto a muchas mujeres árabes, que debido a la crisis se han visto obligadas a salir de casa y trabajar, por lo que necesitan aprender el idioma».

Precisamente la falta de empleo también ha golpeado duro. «Antes casi todas las mujeres que salían del taller de cocina enseguida se colocaban, ahora cuesta mucho que encuentren un empleo», explica Tremiño.