Antonio Esplá Esquero (primo hermano del célebre compositor Óscar Esplá) tenía una carpintería en la calle Reyes Católicos. «Donde ahora están los Capuchinos», puntualiza su nieto. Tuvo cinco hijos con su esposa Teresa Vicente. Dos de ellos fueron novilleros (Rafaelito Esplá y Paquito Esplá) porque desde niños vivieron la pasión de su padre por los toros.
Francisco (Paco) Esplá Vicente nació en septiembre de 1924. Su boda con Tirsa Mateo la celebraron en el balneario La Alhambra. Tuvieron dos hijos: Luis Francisco, que nació en 1957, y Juan Antonio (1959).
Paco pidió permiso al Ayuntamiento en 1955 para poner en la plaza del Sol una plaza de toros portátil que había construido con su padre. Al año siguiente instaló una fija en la calle Claudio Coello, que por el día era escuela taurina (Vista Alegre) y que en las noches veraniegas se convertía en cine. Fue derribada en 2009.
Paco se instaló en Benidorm a mediados de la década de 1960. Abrió un local de espectáculos al que llamó El Burro entre Benidorm y Alfaz del Pí. Poco tiempo después levantó una plaza de toros (El Toreo) en un terreno más cercano a Benidorm. Le fue muy bien. Ganó bastante dinero. Pero vendió el negocio cuando se jubiló y sus hijos empezaban a torear. Vive con Tirsa en su casa de Vistahermosa.
Luis Francisco Esplá Mateo, nacido el 19 de agosto de 1957 en Alicante, se puso por primera vez el traje de luces en Benidorm el 21 de junio de 1974. Tomó la alternativa en Zaragoza el 23 de mayo de 1976. Según Carlos Abella, gran entendido en tauromaquia, Luis Francisco Esplá era «un torero enciclopédico y polivalente». Alcanzó fama nacional e internacional, considerándose su éxito más importante el conseguido el 1 de junio de 1982 en Madrid, en la llamada Corrida del Siglo. Salió por la puerta grande tras cortar dos orejas a su segundo toro y además recibió el trofeo Andanada al mejor par de banderillas de toda la feria.
Juan Antonio Esplá Mateo tomó la alternativa en Palma de Mallorca en 1977. Casado con Patricia Galvañ, tienen tres hijos: Francisco, Patricia y Santiago.
Luis Francisco se retiró en 2009. Al año siguiente volvió a vestirse el traje de luces, pero solo para darle la alternativa a su hijo Alejandro. Luis Francisco se casó en 1980 con Carmen Tarruella Pulido (hija de Tomás Tarruella, que fue presidente del Hércules y concejal). Tienen cuatro hijos: Rocío (1982), Alejandro (1983), Lucía (1985) y Azelais (1991).
Rocío es jefa de una tienda de cosmética en el aeropuerto, está casada con Jorge Bustos y tiene dos hijos. Lucía es actriz de teatro infantil, está casada con el tenista Daniel Muñoz de la Nava y tiene dos hijas. Azelais es soltera, estudió Turismo y es directora de un restaurante.
«Cuando mi hijo Alejandro me dijo con 14 años que quería ser torero, le dije que le mandaría a la mejor escuela taurina, y le envié a estudiar a Boston. No quería que se hiciera torero porque es una profesión que deja mucho tarado emocional», dice Luis Francisco.
Pero cuando Alejandro volvió de Boston tras graduarse, seguía queriendo ser torero. Tomó la alternativa en Alicante el 24 de junio de 2010.
«No echo de menos el mundo taurino», dice Luis Francisco, aunque reconoce que «el toreo me ha servido para no banalizar nada en la vida».
Durante más de treinta años ha cuidado su finca El Realet, en Relleu, donde ha hecho cultivo ecológico y criado ganado equino (caballo asturcón), pero hace unos años dejó de cultivar y ha vendido recientemente el ganado, «desencantado por el constante hostigamiento de la Administración».
Se dedica a pintar ilustraciones, especialmente cartelería. Siempre le ha gustado pintar (estudió Bellas Artes mientras toreaba). Ha expuesto dos veces en Francia. Trabaja para la editorial Marval.
Ha estado recientemente en Arlés, para preparar la corrida goyesca que se celebra cada septiembre en la plaza de toros de esta ciudad francesa, antiguo circo romano. Un artista famoso ha decorado cada año esta plaza de toros tan peculiar con ocasión de la corrida goyesca. Este año le han hecho el encargo a Luis Francisco. Le han pedido también que toree y, después de pensárselo, ha aceptado porque cree que será maravilloso «moverse en el mismo paisaje que voy a crear».
