Aboga por trazar caminos de prevención marcando diferencias para evitar crear el efecto contrario a la erradicación del consumo de drogas y alcohol entre los jóvenes. Y advierte de que en prevención deben de trabajar verdaderos profesionales. Apela al control de los padres y a imponer reglas básicas sin moralizar sobre el consumo porque los estudios demuestran que también en la época difícil de la adolescencia influye su opinión. Y advierte: «No eres 'facha' si pones reglas a tus hijos».

¿Cuál es el panorama actual de las drogas?

El consumo de drogas clásicas como cocaína y cannabis está más estable y bajando en los países que han sido prematuros en la prevención, y entre ellos está España. Ahora hay mucha preocupación por las nuevas sustancias psicoactivas (NPS), pero es sobre todo entre los políticos, porque no está muy apoyado por datos.

¿Debe advertirse sobre su peligrosidad?

Estas nuevas sustancias son el nuevo desafío para la salud pública. Eurostat dice que el consumo es bajo. Lo que es preocupante es que hay mucho discurso público y político sobre ellas y es un paso atrás en la prevención. Cuanto más hablas de ellas creas la impresión de que su consumo es más habitual de lo que realmente es.

¿Pueden generar el efecto contrario?

Las ponen en programas escolares, quieren hacer campañas en medios de comunicación. Estas campañas son eficaces con el alcohol, pero sobre drogas ilícitas el resultado es cero o puede ser negativo porque se comprueba que a los jóvenes les da la impresión de que todo el mundo las toma.

Ofrecer información no es bueno

Dar información es la gran falacia en prevención hecha por no expertos porque se basa siempre en la creencia de que los seres humanos toman sus decisiones sobre el consumo basados en la información y decisiones racionales. Y eso está bien para quien tiene gran capacidad cognitiva, pero todos los comportamientos no se basan en la racionalidad.

¿Qué funciona entonces?

Para sustancias psicoactivas, los principios universales de prevención. Sólo una pequeña parte es la información. Lo que funciona está basado en entrenar competencias sociales, personales. España ha sido bueno en implantar programas con clases claramente definidas, ofrece contenidos sobre comportamientos en los que se trabaja la asertividad, la empatía...

En el alcohol y el tabaco, ¿qué papel juega la regulación?

Son importantes y España ha hecho progresos. Hace 10 años no había regulación de tabaco y alcohol. El botellón hoy no es tan socialmente aceptado, se comienza a desmoronar el mito español de que aquí se bebe de forma mediterránea.

¿Se gasta lo suficiente en prevención?

Menos que en otras áreas. Y muchas veces los países gastan en programas mal hechos. Se podría regular mejor. La prevención puede hacerse mal y se acepta. Los checos exigen para sus colegios a profesionales de la prevención.