Andoni Anseán habló ayer del riesgo que entrañan las drogas como un factor de riesgo suicida. El presidente de la Sociedad Española de Suicidología pide que el tema del suicidio deje de ser tabú.
¿Por qué hay que considerar el suicidio como un problema de salud pública?
Porque en 2012 se produjo el mayor número de suicidios desde que se tienen datos en nuestro país y en 2013 estas cifras se superaron. Más de 10 personas se suicidan todos los días, lo que supone 4.000 muertes al año y en el último siglo 50.000. Esto es más del doble que los accidentes de tráfico y 70 veces más que la violencia de género. Pese a esta cifras sigue siendo algo invisible, estigmatizado y oscuro.
¿Existe algún tipo de estrategia a nivel nacional para evitar tanta muerte?
No, ni a nivel nacional ni autonómico. Y hay que pensar que el futuro no será mejor, con el envejecimiento de la población, más enfermedades, menos protección social, menos hijos... Pero ya no sólo a nivel sanitario. Ni siquiera se toman medidas para evitar que la gente no tenga acceso a los puntos habituales de suicidio. Y está demostrado que personas que intentan suicidarse y no lo llevan a la práctica, no buscan otros medios para quitarse la vida.
¿Por qué decide alguien quitarse la vida?
No lo sabemos. En salud mental en general y en particular en el tema del suicidio cuanto más sabemos, más ignoramos. Hay publicados más de 4.000 artículos sobre el tema y no sabemos las causas concretas de la conducta suicida.
¿Cómo evitar que alguien se suicide si es una decisión personal?
Porque no se trata de una decisión personal. Una decisión implica que haya más de una opción para escoger, quien se suicida está como en un túnel, en el que no ve otra salida. Además, el 90% de las personas que se suicidan sufren un trastorno mental o afectivo, una depresión... Quien se suicida realmente no quiere morir, sólo quiere dejar de sufrir, de vivir la vida que lleva con todos sus problemas.
¿Cuál es el perfil de la persona que se suicida?
Hay dos perfiles distintos, uno para el que lo intenta y otro para la persona que llega a consumarlo. Las mujeres hacen tres veces más intentos que los hombres y los hombres lo consuman tres veces más que ellas. Quien lo hace ha tenido intentos previos. En hombres es más impulsivo, con actos más violentos como la defenestración, y en ellas más planificado y normalmente se valen del uso de medicamentos.
