El Ayuntamiento se ha propuesto terminar cuanto antes con todos los nombres del callejero que tengan connotaciones franquistas. Para ello, la concejal de Memoria Histórica, Maria José Espuch, de Compromís, ha anunciado que en el plazo máximo de dos semanas se reunirá la comisión encargada de iniciar el cambio de nombres.

Sobre la mesa, señala Espuch, hay una serie de calles que es urgente cambiarles de forma inmediata el nombre, «como por ejemplo la de Teniente Coronel Chápuli». Según recuerda la asociación Alicante Vivo en su blog, este teniente coronel de la Guardia Civil y golpista sublevó el 18 de julio de 1936 la ciudad de Albacete. Como el caso de esta calle, explica Espuch, «hay otras muchas en el callejero de la ciudad dedicadas a tenientes coroneles que hay que cambiar».

Otro tema aparte son los nombres que con el paso de los años han cambiado de connotación. Es el caso de las calles Italia o Alemania. «Ya nadie las asocia a aquella época, por lo que no tiene mucho sentido el cambio de nombre porque hoy hacen alusión a países». Otro problema grande que está sobre la mesa, reconoce la edil de Memoria Histórica «es el relativo a la plaza de la División Azul y al Barrio de José Antonio». Sobre este punto, dijo que «habrá que hablarlo».

Para el cambio de nombres, el Ayuntamiento apostará por recuperar los nombres tradicionales que tenían estas calles. También se quiere feminizar el callejero, «dando luz a mujeres ilustres y otras que han sido importantes para la ciudad de Alicante, como por ejemplo las maestras de la República».

Desde la asociación Alicante Vivo, que forma parte de la comisión, recuerdan que en el callejero de la ciudad de Alicante hay actualmente 23 calles relacionadas directamente con personajes o acontecimientos vinculados al franquismo, como la calle del 30 de marzo o la dedicada al General Valera.

En su momento, explica Alfredo Campello, integrante de la asociación, la ciudad llegó a tener hasta 90 nombres de calles con connotaciones franquistas. El alcalde José Luis Lassaletta «eliminó varias de ellas y Ángel Luna hizo lo mismo con muchas calles que había por la zona de Juan XXIII dedicadas a batallas». Con Díaz Alperi, recuerda Campello, cambiaron de nombre dos. La comisión puesta en marcha en 2012 para este fin sólo logró que se cambiase la denominación de una calle. «Fue la de Millán Astraid, que ahora es la dedicada a Rafael Escolano».

Refugio de Santa Faz

Por otro lado, los bomberos y técnicos municipales llevaron a cabo ayer por la mañana los trabajos de inspección del refugio antiaéreo situado junto al monasterio de la Santa Faz. Esta primera revisión, recuerdan desde la Concejalía de Memoria Histórica, se enmarca dentro del plan de revisión de los refugios que el equipo de Gobierno ha puesto en marcha en el presente mandato, para conocer su estado y poner en valor estas instalaciones que son testimonio de nuestra historia reciente.

Los trabajos llevados a cabo ayer han permitido comprobar inicialmente que esta instalación se encuentra en un buen estado de conservación. «Únicamente nos hemos encontrado que hay muchos escombros y gran cantidad de barro que habrá que retirar para ver qué hay debajo», señaló ayer María José Espuch. Las dimensiones de este refugio, que tenía capacidad para más de 200 personas, son de 60 metros de largo, por 1,50 metros de ancho y 2,30 metros de altura. «Consta de una sola galería, sin cavidades, que llega hasta el convento de Santa Faz, la puerta que da al convento está tapiada».

La edil explicó que actualmente hay catalogados 95 refugios, al que se suma el último hallado en la plaza de San Gabriel. El trabajo se centra en estos momentos en evaluar las condiciones en las que se encuentran «para abrir al público el mayor número posible».

Actualmente, en la ciudad de Alicante no hay ningún refugio abierto, después de que en diciembre terminara la concesión con la empresa que gestiona el de Séneca. «En estos momentos estamos estudiando cómo articularlo, porque nuestra idea es abrir el de Séneca y el de Balmis». En el caso de este último, la edil recuerda que el problema viene del complicado sistema de apertura y porque además el refugio «no cumplía las condiciones mínimas de seguridad». Memoria Histórica trabaja con Turismo en la creación de una ruta con la que dar a conocer «la singularidad de ser la última ciudad en caer».