Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Cuando heredar es una condena

Las renuncias a recibir el patrimonio familiar se disparan desde la crisis

Cuando heredar es una condena

Recibir una herencia no siempre es una buena noticia en tiempos de recesión económica. Que se lo digan sino a los 6.426 alicantinos que han decidido renunciar a ella en los últimos ocho años. Una decisión detrás de la cual se esconden motivos mayoritariamente económicos: el no poder hacer frente a los impuestos y gastos que conlleva el legado o que no compensa por ser las deudas de los bienes mayores que los beneficios.

Así, mientras que en el año 2008 fueron 361 personas las que optaron por rechazar la herencia en la provincia de Alicante, ocho años después, en 2015, la cifra ascendió a 1.316, un 264,52 por ciento.

Según los datos del Colegio Notarial de Valencia, en la Comunidad Valenciana los datos son parejos, al triplicarse y pasar de 1.014 renuncias en 2008 a 3.319 en 2015.

Los motivos por los que los alicantinos dicen «no» a la herencia» son variados, pero fuentes del Colegio Notarial consideran «evidente que se renuncia cuando no compensa adjudicarse la herencia, es decir, cuando el pasivo supera el activo, cuando sólo hay pasivo, o por ejemplo cuando los gastos, impuestos, etcétera no pueden ser asumidos».

Aunque el número de renuncias de herencia o legítima ha disminuido el último año en relación a 2014, las mismas fuentes sostienen que la diferencia es muy poca (42 documentos menos) y que habría que analizar otros muchos factores como las cifras de mortalidad y de inmigración o factores económicos para poder determinar si existe algún motivo más allá de lo simplemente puntual para esta bajada. «Lo que sí es relevante es la comparativa de los últimos años con respecto a las cifras del 2008», aseguran, ya que se constata que se han disparado las renuncias.

Uno de los ejemplos que más veces se ha producido en estos años de crisis ha sido el de una persona que ha tenido que avalar a su hijo con su patrimonio para que pudiera pedir un préstamo o para no perder la vivienda a manos del banco.

En el momento en que fallece, la deuda la hereda el vástago y sus hermanos (en caso de tenerlos), y se encuentran con que no pueden hacer frente a ese pago, por lo que proceden a la renuncia de las deuda contraídas y, por ende, del patrimonio familiar.

A las dificultades para afrontar las cargas económicas que implica aceptar el legado familiar se suma un segundo inconveniente: la reducción de las bonificaciones en el Impuesto de Sucesiones y Donaciones. Hasta agosto del año 2013, la Generalitat Valenciana perdonaba el 99 por ciento del pago del tributo en el momento de recibir una herencia.

Menos bonificaciones

Pero la asfixia financiera del Gobierno del PP de Alberto Fabra le llevó a tomar la decisión de rebajar esa cifra al 75 por ciento para así poder aumentar la maltrecha recaudación de las arcas autonómicas. Esta menor bonificación, junto con el impuesto de la plusvalía de los inmuebles que imponen los ayuntamientos, ha influido en el incremento de las renuncias del legado familiar. Y es que se dan casos de personas que heredan una vivienda y no disponen del dinero suficiente para abonar ese tributo y todas las cargas que conlleva el piso (comunidad, IBI, etcétera).

¿Pero quién paga los impuestos tras recibir testamento? El Consejo General del Notariado explica que el tributo lo paga cada uno de los que reciban algo en la herencia, sea por ser heredero o porque el fallecido le ha hecho un legado.

Compartir el artículo

stats