Un perrito caliente, un café con tarta y wifi. Es el menú habitual en las tardes de Yaisa Vico, una estudiante alicantina de primero de Turismo que prácticamente desde que empezó el curso tiene por costumbre pasar la tarde con su ordenador portátil en una céntrica cafetería alicantina con wifi. «Tengo también conexión en casa pero prefiero la cafetería. Puedo mirar los temas y buscar de todo tomándome algo. Coincidimos bastante gente con los ordenadores, sobre todo estudiantes y Erasmus, aunque cada uno está a lo suyo», explica esta alicantina que considera «bastante necesario» que los establecimientos de restauración ofrezcan conexión a internet libre a sus clientes.

La cita de esta joven internauta está en la cafetería Magnolia de la avenida de Alfonso el Sabio, que abrió hace tres años reservando un espacio al fondo del local con enchufes para que los clientes puedan cargar baterías de tabletas y portátiles. «Es habitual que la zona se llene por las tardes y se tiran horas. Algunos incluso hablan por conferencia con los auriculares porque vienen muchos estudiantes extranjeros. Pero también gente que trabaja», explica una de las empleadas del local, Carolina Fontenla. Además de acomodarse en los sillones del fondo, también hay quien prefiere quedarse en la misma barra con su portátil.

En la calle Quintana y en la zona del Mercado Central también es cada vez más común hallar cafeterías con wifi, como Panadería Cristina o Entrepanes, modernos conceptos de restauración rápida y pastelería que ofrecen conexión a internet gratis a sus clientes en una zona en la que, además, hay academias de idiomas e incluso un hostal para estudiantes extranjeros. En este entorno está enclavada también cafetería La Pusa, en concreto en la calle García Morato, también muy frecuentada porque ofrece wifi. «Llevamos tres años abiertos y lo tenemos desde el principio. Viene gente porque ofrecemos conexión a internet gratis, la gente ve el cartel en la puerta y entra. Lo veíamos algo necesario dentro de nuestra oferta, es algo muy obvio hoy en día montar una cafetería y que tenga wifi como un servicio más a los clientes. También sirve para que lleguen los mensajes y whatsApps, y para que funcionen los móviles porque estamos enclavados en el bajo de un edificio antiguo y tenemos poca cobertura», apunta Rafael Cerdá, propietario.

El perfil del usuario de wifi en este local es el de personas entre 20 y 40 años de edad que acuden entre las 18 y las 21 horas, y con portátil más que con tablet. «Vienen estudiantes y jóvenes, pero también gente más mayor, trabajadores que quedan aquí para hacer proyectos en común, como diseñadores de páginas web y otros. También Erasmus, porque tenemos al lado una escuela de español y otros idiomas, y suelen entran a tomarse un café y manejar sus ordenadores».

Conscientes de que estamos en un mundo cada vez más tecnológico, también El Corte Inglés de Alicante ha dotado a todos sus espacios de restauración de wifi, desde la cafetería restaurante a las zonas gourmet. «Son dos conceptos diferentes. El restaurante es más tranquilo y es muy normal ver a clientes con sus dispositivos navegando mientras están comiendo». Como trabajadores de la zona, incluso autónomos o personas que buscan ofertas de trabajo. También proliferan en las cafeterías tecnológicas de Alicante los vecinos que aprovechan el wifi para conectarse y acompañar el café leyendo las noticias por el móvil o haciendo gestiones con la tablet.