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Eterna incomunicación por la costa

La recuperación de la conexión lleva cuatro décadas perdida entre trabas administrativas y promesas en vano

Antigua estación de Dénia en 1974, poco después de perderse la conexión a Valencia. PEDRO GONZÁLEZ ESQUERDO

En estos tiempos en los que las conexiones ferroviarias de alta velocidad permiten alcanzar distintos lugares en poco tiempo, muchas zonas padecen las consecuencias de haber quedado al margen de esas grandes infraestructuras. Y en algunos casos no se trata de áreas poco pobladas o de escasa actividad económica, sino todo lo contrario. Uno de tantos ejemplos de ello es el litoral de la provincia de Alicantelitoral provincia de Alicante, donde el ferrocarril, en el mejor de los supuestos, el del Trenet hasta DéniaTrenet Dénia, su funcionalidad queda relegada a los desplazamientos más cortos. Otros lugares de la costa nunca han tenido ferrocarril o, lo que es peor, lo tuvieron y lo perdieron.

El pasado 10 de febrero se cumplieron 42 años del cierre del tramo ferroviario de Dénia a Gandia, que, más allá de acarrear la desconexión de dos centros comarcales muy vinculados entre sí, cercenó las comunicaciones de buena parte del litoral alicantino con Valencia. Durante seis décadas, y a pesar de transbordos, cambios de ancho y duración de trayecto, fue posible ir en tren a la ciudad del Turia a través de la costa alicantina. En los últimos años anteriores a 1974, y con el Trenet de la Marina ya en manos estatales, era posible ir directamente desde Alicante a Gandia sin cambiar de convoy.

Las crónicas del cierre del tramo Dénia-Gandia recogidas en la prensa -entre ellas la de INFORMACIÓN- hablaban de la «grata esperanza» de que el ferrocarril se reabriera «a la mayor brevedad» en ancho ibérico. Sin embargo, bien es sabido que el tren de vía ancha sigue sin tener fecha de llegada a la capital de la Marina Alta. Los Presupuestos del Estado de 2016 consignan a este proyecto 316.000 euros, que se desconoce a qué concepto irían exactamente. Al mismo tiempo, y ya desde hace más de una década, se habla de construir un «Tren de la Costa» moderno de Alicante a Valencia. Mientras, el veterano Trenet, totalmente rejuvenecido hasta Benidorm, permanece más anclado en el tiempo -y con un uso mucho menor- desde allí hasta Dénia.

El geógrafo calpino José Vicente Sánchez Cabrera, profesor de la Universidad de Valencia y especialista en Ordenación del Territorio, sitúa el cierre del tramo hasta Gandia de 1974 en un contexto donde «el ferrocarril perdía muchísimo peso y se apostaba por la individualidad del vehículo privado como modernidad». También achaca a eso el hecho de que el resto del Trenet hasta Alicante prácticamente no se modernizara en los 30 años siguientes, haciéndolo «más un tren turístico que metropolitano. Ahora, señala, invertir esas acciones puede resultar especialmente difícil.

Complejidades técnicas

Sánchez Cabrera cree que eso en parte explica que el desarrollo del Tram entre Alicante y Benidorm haya sido un gran éxito, pero que las mejoras hasta Dénia -como el aumento de los servicios diarios- no hayan tenido la misma respuesta. Asimismo, recuerda que llevar el tren de vía ancha a Dénia ha sido una promesa política tan constante como incumplida en 42 años, pero que hay algo más que una mera falta de palabra. «Hay todo un galimatías administrativo de quién debería hacer la obra y cuál sería su trazado». Además, los planeamientos urbanísticos locales deberían hacer reservas de suelo para la infraestructura, y sería necesario expropiar terrenos -y pagarlos- para construir el nuevo trazado. Todas estas trabas contribuyen a prolongar los efectos de un cierre que en 1974 se tomó como poco menos que una entrañable anécdota.

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