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La crisis acaba con un trozo de literatura

La editorial Everest cierra sus puertas después de tres décadas en la provincia

La crisis acaba con un trozo de literatura

Tres décadas después la editorial Everest echa la persiana en la ciudad de Alicante. Especializada en diccionarios, enciclopedias, enseñanza de idiomas pero también gastronomía, turismo y libros de texto, el concurso de acreedores del pasado verano como consecuencia de la crisis fue el primer paso para el fin de la firma, que dejó en la calle a 320 trabajadores en todo el país.

La delegación comercial de Alicante se fundó hace 32 años y llegaron a trabajar unas 30 personas, en los últimos años, tras la centralización de la logística en la casa matriz, León, quedaban 18 empleados en la provincia. Si bien con los años se fueron abriendo otras delegaciones, en esta zona de España, la de Alicante era la más importante, daba servicio a la Comunidad, Albacete, Murcia y Baleares.

Esta historia es también la de Enrique Ortuño, comercial de Everest en Alicante desde hace 21 años. «Hemos pasado varias crisis, no sólo la económica. No vendemos un producto de primerísima necesidad, la crisis nos ha golpeado pero también el auge de las publicaciones digitales, en concreto en las divisiones de turismo, mapas y gastronomía», explicó el trabajador. En este sentido, también apuntó que la creación de bancos de libros y de textos heredados ha mermado las ventas en la división educativa, otro de los pilares de la firma.

Descuentos

Enrique es el único que queda de aquella plantilla de casi veinte trabajadores, actualmente y hasta marzo se ocupa de la liquidación de existencias. Hace una semana la editorial ha puesto a la venta sus fondos con descuentos de hasta el 80%, una medida que, tal como señala el empleado, ha funcionado muy bien. «Parecía que la gente no compraba libros pero esta semana al implantar una oferta comercial tan atractiva como ésta parece que funciona», indica el comercial, y lamenta que no se hubieran puesto en marcha antes iniciativas como ésta para intentar salvar la editorial del cierre. Ortuño detalla que de no liquidar de esta forma las existencias los libros acaban en el contendor por pocos céntimos el kilo.

En un sector en crisis continua y donde se destruye empleo, el comercial de la editorial afirma que a pesar de todo algunos de sus antiguos compañeros ya han encontrado trabajo.

«Me he dedicado 21 años al área educativa, visitando colegios y directores para ofrecer las publicaciones, ahora eso ha cambiado mucho», detalló el empleado, quien aseguró que al menos continuará con la organización de la liquidación y la venta de los últimos ejemplares hasta el próximo mes de marzo.

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