«Si no está conforme con el gobierno compartido en el Ayuntamiento de Alicante que lo comunique de forma oficial al alcalde para que éste proceda a redistribuir sus competencias entre el resto de concejales o valore la entrada de un nuevo grupo en el Gobierno». Así, con una contundencia no vista hasta la fecha, respondió ayer el PSOE, a través de un comunicado firmado por el concejal Carlos Giménez, al pulso que le echó Guanyar en una nota inicial enviada a los medios. Previamente, la formación que lidera Miguel Ángel Pavón cargó por escrito contra los socialistas por «incumplir» -a su juicio- un acuerdo alcanzado por unanimidad en la mesa de seguimiento del tripartito, celebrada hace diez días, y que abría la puerta a que los tres partidos de izquierdas estuvieran representados en la mesa técnica que hoy estudiará la modificación de puestos de trabajo del Ayuntamiento, uno de los asuntos que más fricciones ha ocasionado entre los partidos que encabezan Echávarri y Pavón.

La «invitación» para romper el tripartito que el PSOE lanzó anoche a Guanyar, dejándola negro sobre blanco, se convierte en uno de los cruces de declaraciones más duros que han intercambiado ambas formaciones desde que se unieron a Compromís, a principios del mes de junio, para gobernar el Ayuntamiento de Alicante y acabar así con veinte años de los populares en el poder.

De comunicado en comunicado

La polémica saltó por la mañana, cuando Guanyar exigió que el concejal de Recursos Humanos y afín a Ángel Franco, el socialista Carlos Giménez, diera marcha atrás y convocara a las tres formaciones a la mesa técnica que esta mañana negociará el reparto de trabajadores en las concejalías. Según Guanyar, el tripartito había acordado que los tres partidos estuvieran representados en la reunión, un pacto que rompía el PSOE con la exclusión de Guanyar y Compromís de la convocatoria. «La composición de la mesa [donde también están técnicos y sindicatos] supone un claro e inaceptable incumplimiento y vulneración del acuerdo político que Guanyar no está dispuesto a consentir. Pero la amenaza no se quedó ahí: «En el caso de que no se rectifique esta decisión, Guanyar solicitará la reunión urgente de la mesa política de seguimiento del Pacto de Gobierno». En la nota, Guanyar incidía en que el tripartito es un gobierno «de coalición» y sus decisiones «deber ser adoptadas de forma colegiada».

Horas después, el PSOE salió a escena. A través de otra nota, firmada por el edil Carlos Giménez, los socialistas recurrían a un acuerdo plenario del año 1989 -con Lassaletta como alcalde- para argumentar la exclusión de sus socios de la mesa de negociación, a la vez que «disparaban» con munición de grueso calibre contra Guanyar: «Si no está conforme con el gobierno compartido en el Ayuntamiento de Alicante que lo comunique». Y además, continuaba, en respuesta a la «unidad» que exigían los de Pavón horas antes: «Guanyar no permite que nadie opine sobre cómo desempeñan sus competencias, como ocurre en Ocupación de Vía Pública [por los veladores], y sin embargo, quieren imponer su criterio en competencias que no les fueron atribuidas».

En medio de la polémica y exhibiendo su habitual talante conciliador, el portavoz del gobierno local, Natxo Bellido (Compromís), intentó apaciguar los ánimos y tender, una vez más, puentes entre sus dos socios en el Ayuntamiento. «Les pido que sean responsables, debemos dejar de mirarnos el ombligo porque la gente no nos ha votado para eso», añadió Bellido, única cabeza visible del tripartito que ayer dio la cara.

El PP también quiso dejarse ver en la nueva crisis municipal, denunciando la «ingobernabilidad» en Alicante por las «continuas disputas entre PSOE y Guanyar».