La falta de agua en la provincia es dramática y así lo advierten los agricultores que llevan meses sin ver llover y sin recibir aportes de agua de los trasvases. La provincia trata de paliar esta situación con la apertura de los pozos de sequía de Calasparra (Murcia) y la compra de agua desalada de la desaladora de Torrevieja, 60 hectómetros cúbicos en total para todo el año, cuando las necesidades de la agricultura son al menos de 300. El presidente de Asaja, Eladio Aniorte, alerta de que el sector afronta «una situación excepcional de emergencia y sin precedentes en la historia de la agricultura alicantina» y advierte de que «de seguir así los agricultores están condenados a muerte». Recuerda que «se va acercando la época fuerte de riego en la comarca de la Vega Baja y los agricultores van a necesitar muchos recursos». Por ello, Asaja exige el restablecimiento de «los caudales anteriores al memorándum de 2014, según los cuales, con unas reservas al 1 de febrero de 346 hm3, los agricultores estarían regando con normalidad, puesto que el mínimo era de 200 hm3». Sin embargo, «llevamos desde noviembre sin recibir una gota de agua para nuestras tierras», según la asociación. f. j. b. / v. m. / redaccióN