Un estudiante de una familia pobre en España tiene hasta tres veces más posibilidades de tener un bajo rendimiento escolar que uno de mejor nivel social. Así Lo concluye la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en su informe «Estudiantes de bajo rendimiento. Por qué se quedan atrás y cómo ayudarles a tener éxito», basado en los resultados de los estudiantes de 15 años en el informe PISA 2012, una evaluación que mide su nivel en matemáticas, ciencias y lectura.

Según la OCDE, en España la probabilidad de tener un bajo rendimiento es 2,6 veces mayor entre el alumnado que no acude a colegios favorecidos socieconómicamente ( «después de ajustar por el estatus socioeconómico de los estudiantes», recalca el informe), mientras que esa media de la OCDE es de 11,3 veces. Asimismo, los estudiantes de colegios concertados, de media, tienen una probabilidad 33 % menor de tener bajo rendimiento que los que asisten a centros públicos.

Destaca el informe que el 40% de los estudiantes de familias desfavorecidas en España tuvo un bajo rendimiento en matemáticas en 2012, mientras que solo un 8 % de los alumnos favorecidos no alcanzó en esa materia el nivel 2, que para la OCDE es el nivel básico de conocimiento que se requiere para participar plenamente en una sociedad moderna.

El bajo rendimiento, sin embargo, no es el resultado de un solo factor de riesgo, sino de la combinación y acumulación de varias barreras y desventajas. Así, en España la probabilidad de tener bajo rendimiento en matemáticas es mayor para las chicas, los estudiantes socioeconómicamente desfavorecidos, de origen inmigrante, los que no han recibido educación preescolar y los que han repetido un curso y están matriculados en Programas de Cualificación Profesional Inicial.

El portavoz de los institutos de Secundaria de la provincia, Toni González Picornel, señaló ayer que a su juicio, el nivel económico de una familia no es un factor tan determinante en el rendimiento escolar como concluye el informe. «Lo importante son las posibilidades que le ofrezca la sociedad y que la falta de dinero no impida a un joven que quiere estudiar, que lo haga». Para González Picornel «aquí incluso los jóvenes de familias desfavorecidas suelen tener su espacio para estudiar y vemos muchos chavales que van bien mientras hay otros con mayor poder adquisitivo que son un desastre». Lo importante, a su juicio, «es que haya medios para que los centros públicos podamos dar refuerzos y que haya especialistas para ayudar a los niños cuando flaquean en alguna materia».