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Escalada de tensión en el tripartito

El choque entre PSOE y Guanyar por el presupuesto aumenta las diferencias internas

El pulso entre la edil de Hacienda Sofía Morales (PSOE) y el vicealcalde Miguel Ángel Pavón (Guanyar) a cuenta de los presupuestos municipales para 2016 ha supuesto un «salto de calidad» en la escalada de tensión interna que vive el tripartito que gobierna el Ayuntamiento de Alicante desde junio de 2015.

Cuando se cumplen ocho meses de la investidura como alcalde del socialista Gabriel Echávarri, las frecuentes diferencias en el equipo de gobierno que han jalonado este período tenían hasta ahora un menor calado político e institucional y se centraban en aspectos formales, estéticos o costumbristas, pero de notable repercusión popular (la negativa a que la banda municipal actúe en Semana Santa, el acuario de la Plaza Nueva, el mercadillo medieval, el rechazo al belén municipal y a las vaquillas en el Moralet o la retirada del busto del rey del salón azul municipal, por citar los casos más llamativos).

Sin embargo, en las últimas semanas, los roces ya afectan de lleno a asuntos de primer nivel en la agenda social y municipal: además de la gestión del presupuesto, que también bloquea medidas colaterales como el plan de ayudas a los libros de texto, el desencuentro se ha hecho extensivo a la política de personal, el rescate de las contratas y las obras de reformas en los colegios (en el que se ha visto involucrada la Conselleria de Educación gestionada por Compromís, el socio minoritario de la mayoría).

Aunque Echávarri ha vuelto a rectificar para evitar un «choque de trenes» con Pavón a las primeras de cambio del mandato, este nuevo distanciamiento entre los socios se escenificó ayer con el aplazamiento a hoy de una rueda de prensa conjunta entre Pavón, Morales y el portavoz del tripartito, Natxo Bellido (Compromís), para explicar el informe económico-financiero del Ayuntamiento 2001-15 elaborado por la UMH.

La «ceremonia de la confusión» ha dado oxígeno al primer grupo de la oposición, el popular, que necesita rearmarse a toda costa tras la «tocata y fuga» de la exportavoz y candidata a la alcaldía Asunción Sánchez Zaplana. «El tripartito no quería un belén ornamental y acaba de montar uno monumental con el presupuesto», declaró ayer el portavoz Luis Barcala, mucho más correoso que su antecesora. «El acto y el instrumento más importante de la vida municipal salta por los aires por la absoluta descoordinación del tripartito, su falta de diálogo y la hipoteca de un alcalde incapaz de liderar y decidir, y que se esconde ante los asuntos de envergadura», añadió.

El plante de Pavón el pasado martes frente a la propuesta de Morales de no devolver los dos millones de la paga extra a los funcionarios frustró los planes de Echávarri para devolver al Ministerio la presión por la falta de liquidez del Ayuntamiento y el veto del Ejecutivo central a las cuentas municipales de 2016. Con su postura de fuerza y resistencia, el alcalde también quería ganar tiempo de cara a un posible cambio de escenario y gestión en la Hacienda estatal si el socialista Pedro Sánchez es investido nuevo presidente.

Sin embargo, el rechazo del vicealcalde de Guanyar a los recortes y a la gestión «unilateral» del presupuesto, así como a formar un frente común frente a «los hombres de Montoro», tuvo un «efecto boomerang» sobre la estrategia socialista y se convirtió en un nuevo problema para el tripartito, otra cuenta más en el largo rosario de los desencuentros.

Mientras Bellido intenta hacer de «pegamento» del tripartito, Pavón sigue molesto con la política municipal de personal que controla el PSOE por considerar que las áreas de Guanyar está infradotadas. A su vez, los socialistas, de puertas adentro, reprochan al vicealcalde «exceso de celo y contundencia» para cuestionar sus iniciativas y echan en falta «la comprensión y el apoyo» que ha tenido el PSOE en polémicas como las del juicio por insultos a la Corona a la edil Marisol Moreno o el acuario de la Plaza Nueva que afectaban al grupo de Pavón. «Nos falta coordinación y fallamos en la comunicación y la puesta en escena», admiten fuentes socialistas, cansadas ya de tanto «fuego amigo».

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