El anticiclón que se instaló sobre la provincia a finales del pasado octubre, y que la ha dejado sin precipitaciones, ha agudizado el proceso de desertización que sufre la provincia, la más amenazada del sur de Europa junto a Murcia y Almería. Si el cambio climático no lo remedia, la provincia entra ya en el tercer año consecutivo de sequía, una circunstancia que puede pasar una factura ambiental sin precedentes, según los expertos.

Alicante cumplió ayer cien días sin lluvias, producto, paradójicamente, de las activas borrascas atlánticas en el norte de España que, sin embargo, llegan secas a la provincia, donde el poniente reseca aún más un paisaje que está ya en alerta permanente, tanto por la falta de precipitaciones como de trasvases. El viento - con rachas de hasta 75 kilómetros por hora en Alcoy ayer- es el causante también esta semana de un aumento de las temperaturas que pueden llegar mañana jueves a los 23 grados de máxima y que han dejado las mínimas en unos «agradables» 5 grados en el mes que pasa por ser el más gélido del año.

Según los datos del Laboratorio de Climatología de Alicante habría que remontarse a 1989, hace 27 años, para encontrar un febrero tan caluroso en el que la ciudad de Alicante llegó a marcar los 29 grados de máxima. Desde el pasado 2 de noviembre sólo ha habido un día de lluvia (insignificantes los 8 litros por metro cuadrado) y este inicio de 2016 es similar a los de los años 1955, 1966 y 1995, ejercicios marcados por una grave sequía como la actual en la que, de momento, está asegurado el suministro urbano gracias a las desaladoras. El sector agrícola lo tiene peor porque la prioridad es el abastecimiento urbano. Desde diciembre todos los meses se cierran con una temperatura media dos grados por encima de lo normal. Diciembre con 14 grados y enero con 13,8.

La última vez que la provincia vivió una secuencia tan seca y prolongada como la actual se vivió en 1994, un año de extrema sequía en Alicante. «El mensaje que se debe trasladar que estamos viviendo un invierno como el que nos señalan los modelos climáticos para la segunda mitad del siglo. Una coyuntura que debe hacernos reflexionar sobre los sectores económicos de la provincia. Años como el actual son muy beneficiosos para el turismo y las actividades al aire libre y el ocio, pero no para la agricultura, que necesita asegurar su suministro hídricono para la agricultura», subrayó Jorge Olcina.

Asoma el invierno

Con todo, esta situación puede provocar que en la primavera se produzca un ajuste térmico y se alargue el invierno. De momento, la previsión meteorológica para la semana que viene avanza que entre el lunes y el jueves se desplomarán las temperaturas. Una masa de aire polar muy fría y el viento de levante en superficie provocarán lluvias y nieve en la montaña.