Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Ingenieros chequean la Serra Grossa y el Benacantil

Un equipo de ingenieros de la Universidad de Alicante analiza el estado de conservación y estabilidad de las rocas para adoptar medidas de prevención y evitar desprendimientos

Chequeo de la estabilidad de la Serra Grossa y el Benacantil. El equipo de investigación de la Universidad de Alicante que dirige el ingeniero Roberto Tomás Jover completó ayer una nueva jornada de toma de datos para comprobar la situación en la que se encuentran la Serra Grossa y el macizo del Benacantil, dos de los montes emblemáticos del municipio en los que la falta de conservación de la Administración, el avance de la erosión y las filtraciones de la lluvia han aumentado su fractura. En principio, la zona está estable, no hay riesgo inmediato y no ha aumentado el peligro en el último año, pero a la investigación se ha añadido una nueva zona de estudio, el parque de la Ereta donde ayer trabajaron durante parte de la jornada.

El último año ha sido bastante tranquilo -la sequía ayuda en este caso- pero en la sierra existen grietas que pueden dejar, incluso, algunos bloques de piedra en situación inestable, por lo que la amenaza de desprendimientos en la zona y sobre la propia avenida de Villajoyosa, la carretera de la Cantera -lugar que se ha sumado en el último año a las zonas de riesgo- obligan a continuar un seguimiento exhaustivo.

Los expertos recomiendan que se apliquen soluciones técnicas, que van desde colocar muros de contención al mallado de cables de acero para evitar que alguna roca ruede y pueda alcanzar a vehículos o personas, como ya sucede en muchos puntos de la sierra. Hablamos de una montaña compuesta por un material geológico (calcoarenitas) fácilmente fracturable, por lo que incluso cualquier pequeño movimiento sísmico o vibraciones puede provocar fracturas.

El equipo de Roberto Tomás trabaja, por otro lado, con la lentitud propia a la que obliga la falta de fondos para investigación, el mal endémico de la universidad española. «Hacía un par de años que no recogíamos datos pero ahí seguimos. Ahora se trata de analizarlo y realizar un informe para hacerlo después público para que se tomen soluciones», subrayó ayer el coordinador del equipo.

El análisis de la estabilidad de la Serra Grossa y el Benacantil es objeto de un proyecto de investigación en la Universidad de Alicante, que dirige el ingeniero Roberto Tomás Jover, en colaboración con la Universidad de Lausana (Suiza). Las zonas conflictivas y de mayor riesgo son el gran talud de la Sangueta que se hizo justo detrás de la parada del TRAM -que ya sufriera un desprendimiento de rocas de hasta 2.800 toneladas de peso en 1984- y un tramo de talud de la cantera detrás del edificio Rocafel. La Universidad trabaja también en la zona de la Mina del Benacantil, que no pertenece a la Serra Grossa pero tiene la misma constitución geológica y desde hace ayer en el talud de la Serra Grossa, justo en el cambio de sentido al inicio de la avenida de Villajoyosa en dirección a Alicante frente al edificio Rocafel.

Alta tecnología

El equipo de Roberto Tomás emplea un láser escáner de última generación que permite obtener un modelo digital del terreno de alta resolución, lo que facilita comparar los modelos en fechas distintas. Según los investigadores, con los escaneos se pueden cuantificar los factores de seguridad de los taludes frente a la posibilidad de fenómenos de desprendimiento y detectar movimientos precursores. Es decir, señalar un bloque susceptible de caerse antes de que se produzca el desprendimiento, o evaluar las dimensiones de los bloques que se hayan desprendido.

Al otro lado de la sierra, en la parte del colegio de los Jesuitas no hay ningún problema. En la otra zona son más pequeños, pero en ambos casos sería necesario actuar. Las únicas actuaciones serias que se recuerdan en la sierra son una inversión de 350.000 euros del Ayuntamiento en 2001 y algunos desmontes para rebajar presión.

Compartir el artículo

stats