Después de más de 10 años, por fin parece que los vecinos de los módulos del barrio Ciudad Elegida-Juan XXIII van a ver cumplidas una de sus máximas reivindicaciones, la rehabilitación de las 250 viviendas afectadas por aluminosis.

La actuación, cuyo proyecto está aprobado desde hace tiempo, se ha ido retrasando año tras año pero si los plazos con los que trabaja el Ayuntamiento se cumplen, las obras podrían comenzar en el mes de abril o mayo. Así lo han confirmado desde el Patronato Municipal de la Vivienda que indican que la mayoría de trámites ya están concluidos a falta de que la Generalitat Valenciana apruebe las últimas ayudas que aportará para la rehabilitación, algo que, las mismas fuentes, indican que podría ser en unas semanas.

Una vez el Consell dé el visto bueno a esas subvenciones solo restaría presentar de nuevo la solicitud de la comunidad de propietarios ya que el proyecto de rehabilitación está aprobado, al igual que está por parte del Ayuntamiento la aportación municipal, y sacar a concurso la ejecución de obras. Unos trámites que, según desde el Patronato Municipal de la Vivienda, «son rápidos».

En total, la rehabilitación está presupuestada en 3,5 millones de euros con los que se reformarán 250 viviendas. De esa cantidad, la Generalitat y el Ministerio de Fomento (a través del Consell) aportarán dos millones de euros de los que uno ya está consignado y solo falta aprobar el segundo. Los vecinos aportarán, en varios plazos, 825.000 euros a razón de 3.300 euros por vivienda. Y el Ayuntamiento sufragará en tres años 675.000 euros -que ya están aprobados-. El plazo de ejecución de las obras es de dos años.

Se actuará en las zonas comunes de los edificios (fachadas y cubiertas) y en las viviendas afectadas por aluminosis (forjados de cocina y aseos y las habitaciones dónde hay humedad). La actuación es muy necesaria ya que hay zonas comunes y locales apuntalados. De hecho, en abril del pasado año se cayó el forjado de un paso en una de las zonas comunes sin causar daños.

Alegría y desconfianza

Los vecinos están esperanzados y confían en que las obras comiencen en unos meses aunque muchos dicen que hasta que no vean los trabajos no se lo creerán. Es el caso de Teresa González: ella, como muchos otros afectados, a lo largo de estos años se ha visto obligada a arreglar por su cuenta las numerosas grietas que han ido saliendo en su vivienda al ver que la rehabilitación no llegaba por eso asegura que «no me lo creeré hasta que no lo vea». Desde la asociación de vecinos del barrio lo ven «positivo». La presidenta, Manuela Celdrán, señaló que «hay vecinos que se han muerto esperando la rehabilitación» y que es «una incertidumbre vivir así». Julio Arellano, presidente de la comunidad de propietarios, espera que ahora sí los trabajos comiencen porque «todos los trámites que nos han pedido los hemos realizado».