En el siglo XVII vivían en la ciudad de Alicante varias familias apellidadas Aguilera, alguna con raíces napolitanas.

El primer Aguilera alicantino del que se tiene constancia documental se llamaba Juan y estaba casado con Ana Bosch. Bautizaron en 1602, en la iglesia de San Nicolás, a su hija Ana.

En el Setecientos apenas si aparecen Aguileras registrados en los libros parroquiales. Solo en 1785 figura un Manuel Aguilera, natural de Málaga y viudo de María de la Oliva, que se desposó en San Nicolás con María Aguilar, natural de Aspe. Él era «Doctor en ambos derechos y Abogado de los Reales Consejos», según se lee en los registros de bautismo de sus hijos Manuel y M.ª de los Ángeles, nacidos en 1787 y 1789, respectivamente.

En 1854 había un Juan Aguilera García que solicitó al Ayuntamiento que se realizase la alineación foral de la calle Empecinado; un Alejandro Aguilera, natural de Presidio (Almería) y casado con Dolores Fernández, que bautizó el 13 de abril de 1893 en Santa María a su hijo Francisco y el 19 de diciembre de 1894, en San Nicolás, a su hija M.ª de los Ángeles; y un coronel Manuel Aguilera, del Regimiento de la Princesa, con guarnición en la ciudad, que falleció el 3 de mayo de 1898.

El 29 de noviembre de 1860, en San Nicolás, Carlos de Aguilera y Santiago de Perales se casó en segundas nupcias con M.ª del Rosario Hernández de Tejada. Tuvieron dos hijos. Este Aguilera había nacido en Madrid el 8 de julio de 1819, fue capitán de navío de la Armada (se retiró a los 34 años) y era el III marqués de Benalúa. Tras su muerte, acaecida en Madrid el 14 de diciembre de 1880, el marquesado fue heredado por el primogénito de su primer matrimonio.

Marquesado de Benalúa

Este título nobiliario fue concedido por Isabel II el 29 de julio de 1849 a Gaspar de Aguilera y Contreras, que era el mayor propietario de tierras del municipio granadino de Benalúa de Guadix.

Gaspar falleció soltero, por lo que el título fue heredado por su hermano Domingo, que había nacido en Madrid el 20 de diciembre de 1796. Este II marqués de Benalúa se casó con María Santiago de Perales Rojo y fueron padres de tres hijos: Carlos, Paulina e Isabel.

Domingo murió de apoplejía el 11 de mayo de 1864 en sus propiedades de Castillo de Higares (Toledo), pasando el marquesado a poder de su primogénito, Carlos de Aguilera y Santiago de Perales, a quien ya conocemos. Este III marqués de Benalúa se casó en Madrid, en primeras nupcias, con su prima hermana Josefa de Aguilera y Becerril, con quien tuvo cuatro hijos: José Carlos, Paulina, Domingo y Valentina, nacidos en Madrid.

El marquesado de Benalúa fue heredado por el primogénito, José Carlos de Aguilera y Aguilera, nacido y muerto en Madrid, pero que vivió muchos años en Alicante, donde alcanzó una gran fama.

Seguiremos los hechos protagonizados en la ciudad de Alicante por este IV marqués de Benalúa, en la que llamaremos Rama Benalúa, que fue por la que continuó este título nobiliario, lejos ya de nuestra ciudad.

Los dos hijos que tuvo el III marqués de Benalúa con la alicantina M.ª del Rosario Hernández de Tejada en su segundo matrimonio, así como sus descendientes hasta la actualidad, los seguiremos en otra rama, a la que llamaremos Rama Alicantina.

José Carlos De Aguilera y Aguilera

Nació en Madrid el 28 de abril de 1848, pero vino a vivir a Alicante siendo niño, al igual que sus tres hermanos, donde su padre se casó en segundas nupcias con Rosario Hernández de Tejada. Su domicilio estaba en la calle de San Nicolás, 22.

Tras la muerte de su padre se convirtió en el IV marqués de Benalúa.

Se casó el 17 de mayo de 1874 con la alicantina M.ª del Rosario Enriqueta Waring y Hernández de Tejada. Tuvieron una única hija, María del Rosario, bautizada el 17 de abril de 1893 en la iglesia de Santa María.

Elegido concejal en enero de 1875, fue nombrado vocal de la junta municipal que organizó la reedificación de la ermita de San Roque, asumiendo la mayor parte del coste económico de las obras (concluidas en 1879), y también el de las dos campanas que hizo construir en Barcelona para dicha ermita, entregadas en Alicante el 12 de agosto de 1880.

Político

En 1879 fue candidato del partido moderado y en 1884 se pasó al partido liberal, tras entrevistarse en Madrid con Práxedes Mateo Sagasta, fundador de dicho partido.

El domingo 13 de junio de 1886 fue elegido líder del partido liberal-monárquico de Alicante.

Hijo adoptivo y Grande de España de primera clase

El Ayuntamiento le concedió el título de hijo adoptivo de la ciudad en 1881. Pero el marqués no recogió su título en Alicante, sino que fue una comisión del Ayuntamiento encabezada por el alcalde la que fue a entregárselo a su domicilio madrileño el 2 de febrero de 1883, felicitándole también por habérsele concedido el título de Grande de España de primera clase, a petición del propio Ayuntamiento alicantino. Esta petición se había acordado en sesión celebrada en mayo de 1881 y le fue concedida mediante real decreto de 21 de diciembre de 1882.

El motivo de tanto agasajo por parte de la Corporación alicantina se debía al empeño del marqués por traer la tan necesitada agua potable a la ciudad desde su finca de La Alcoraya y a su generosidad al correr con los gastos de algunas obras públicas, como la ya mencionada reedificación de la ermita de San Roque o la construcción de varios jardines que embellecieron la ciudad. Sobre la importancia de esto último redactó el arquitecto municipal Manuel Chápuli un informe el 17 de mayo de 1882, en el que reconoció que las plazas de San Francisco y de la Constitución habían conseguido transformarse gracias al marqués «en amenísimos jardines que son el encanto de los vecinos de las mismas (?). La importancia de estos jardines consiste en haber proporcionado vegetación conveniente á la higiene pública, paseos amenos para el solaz y esparcimiento del vecindario y mejorado en tales términos las condiciones de aquellas plazas que, en la de San Francisco especialmente, ha aumentado el valor de la propiedad urbana en mas de diez por ciento».

En 1886, el marqués encargó al arquitecto José Guardiola Picó (el mismo que proyectó el barrio de Benalúa) la construcción de un palacete en la calle Luchana (actual avenida Doctor Gadea), muy cerca de la plaza de San Francisco que tan bellamente había quedado adornada con los jardines y paseos que él había costeado, revalorizando así las casas y solares de alrededor.

Barrio de Benalúa

En julio de 1883, Francisco Pérez Medina, apoderado del marqués de Benalúa, presentó en el Ayuntamiento una solicitud de construcción de un nuevo barrio a las afueras de la ciudad, en el Llano del Espartal, en nombre de la sociedad Los Diez Amigos, que había comprado en dicho paraje 152.203 metros cuadrados de terreno, por 31.250 pesetas.

La sociedad Los Diez Amigos estaba presidida honoríficamente por el marqués de Benalúa, mientras que la presidencia efectiva la ocupaba el doctor José Soler y Sánchez. Los otros ocho miembros eran Juan Foglietti Piquet, Amando Alberola Martínez, Pascual Pardo Jimeno, José Carratalá Cernuda, Francisco Pérez Medina, Pedro García Andreu, Arcadio Just Ferrando y Clemente Miralles de Imperial, siendo este último sustituido poco después por el arquitecto José Guardiola Picó.

El Ayuntamiento aprobó el proyecto del nuevo barrio (en el que se contemplaba la construcción de 208 casas) el 17 de agosto de 1883. Las obras, iniciadas el 25 de julio de 1884, fueron dirigidas por el arquitecto municipal José Guardiola Picó.

Comoquiera que la sociedad Los Diez Amigos recibió varias solicitudes pidiendo terrenos sobrantes para edificar, organizó el 6 de diciembre de 1883, en su oficina de Maldonado, 11, una pública licitación de terrenos, al precio de 7'50 pesetas el metro cuadrado.

Las casas fueron adjudicándose paulatinamente entre los socios, según iban concluyéndose las manzanas, mediante sorteos que eran celebrados con la mayor solemnidad. Naturalmente, el marqués y su familia consiguieron la propiedad de muchas de ellas. Como explicaba El Constitucional dos días después de uno de estos sorteos, «las diez y seis casas rifadas, resuelven un problema de cooperacion por demás sorprendente; con 100 duros los diez y seis socios agraciados acaban de adquirir una casa valorada en mas de treinta mil reales construida con arreglo á los preceptos de la higiene y á los severos principios del ornato y embellecimiento. Verdad es que dichos socios han de contribuir con cuatro duros mas, á la cuota mensual de la sociedad, pero este esceso lo reditúan las casas compuestas de planta baja y principal, espaciosas como son, ventiladas y situadas en un punto que ofrecen una agradable perspectiva».

Las obras finalizaron en 1896, con la construcción de solo 160 casas, alineadas en calles con una anchura de 15 metros, algunas de las cuales tenían el nombre de los diez componentes de la sociedad promotora.

La Corporación llamó al barrio Benalúa y avenida de Aguilera a su principal vía, en honor al marqués.

Abastecimiento de agua

En 1880, José de Aguilera y Aguilera, que había adquirido un manantial (mina Enriqueta) situado en la partida rural de La Alcoraya, solicitó al Ayuntamiento autorización para traer a la ciudad agua desde dicho manantial.

En sesión celebrada el 17 de septiembre de 1880, el Ayuntamiento autorizó al marqués de Benalúa a llevar a la ciudad aguas desde su manantial y a instalar fuentes públicas para la venta de la misma, estableciendo en la concesión, entre otras condiciones, la de que «en el caso de que la población contase con un abastecimiento total, haría desaparecer dichas fuentes».

El domingo 8 de mayo de 1881, el marqués de Benalúa inauguró cinco fuentes en la ciudad con suministro de aguas de La Alcoraya. El precio era de cinco céntimos cada dos cántaros.

Los periódicos alicantinos se deshicieron en elogios hacia el marqués: «Bendiga Dios al génio protector á quien debemos este inapreciable bien, y mostrémonos agradecidos al M. Iltre. señor don José Carlos de Aguilera y de Aguilera, Marqués de Benalúa, que ha dotado de aguas á Alicante» (El Eco de la Provincia).

El 14 de agosto de 1883, en la notaria madrileña de Francisco Moragas, se reunieron el marqués, su apoderado Francisco Pérez Medina, el ingeniero Eduardo Manby Muñir y Gustavo Jenequel Berkemeyer, representante de la compañía inglesa Alicante Water Works Limited. Mediante escritura, el marqués entregó a la compañía dos fincas suyas sitas en La Alcoraya y Monforte, con la mina Enriqueta, los depósitos y encauzamientos de agua, así como sus derechos de concesión otorgados por el Ayuntamiento alicantino, por un valor total de 500.000 pesetas. A cambio, él recibió de Jenequel 10.000 acciones de la compañía inglesa y 24.000 pesetas en billetes.

El 9 de septiembre siguiente, Francisco Pérez Medina comunicó al Ayuntamiento la cesión del marqués a la compañía inglesa de la propiedad y derechos del manantial y fuentes de La Acoraya.

El marqués fue nombrado gerente de la compañía inglesa y, como tal, solicitó en 1884 al Ayuntamiento que dejase sin efecto la condición por la que, en el caso de que la ciudad contase con un abastecimiento total de agua, quedaría sin efecto la concesión que se le había dado. Pero en sesión celebrada el 17 de octubre se rechazó esta propuesta. Entonces el marqués pidió que se le concediese el abastecimiento total de aguas desde La Alcoraya.

En 1885, el marqués cedió gratuitamente el suministro de agua para los pobres, a petición del Ayuntamiento, y dos años después concedió una acometida de agua para el servicio del Laboratorio Químico Municipal.

El 21 de mayo de 1889, el Ayuntamiento aceptó en principio las bases propuestas por el marqués para el abastecimiento completo de aguas potables, pero Salvador Pérez Llácer interpuso recurso de alzada contra dicho acuerdo; y, en 1891, Enrique Coucourte y Victoriano Blasco Molina presentaron ante el alcalde sendas proposiciones para el abastecimiento total de aguas a la ciudad. En vista de ello, el Ayuntamiento decidió convocar una subasta pública. Se celebraron dos, simultáneamente en Alicante y Madrid, los días 7 de julio y 15 de septiembre, que fueron declaradas desiertas por falta de licitadores.

Tras la modificación de dos cláusulas de condiciones del proyecto (60 años de duración del contrato, y diez días de plazo para presentar los títulos de propiedad y la acreditación de un caudal mínimo de 4.000 metros cúbicos diarios), volvió a publicarse una tercera subasta el 23 de septiembre.

Coucourte presentó su proposición en forma y dentro de plazo, mientras que el marqués lo hizo discrepando contra las dos cláusulas antes mencionadas y solicitando un plazo mayor para presentar los títulos de propiedad de los manantiales y la acreditación de caudal.

El Ayuntamiento acordó dar la concesión de abastecimiento total de aguas a Enrique Coucourte. El marqués presentó recurso de alzada contra dicho acuerdo, pero éste quedó ratificado el 3 de diciembre de 1892 por real orden de la Dirección General de Administración Local.

El marqués presentó contra esta real orden una demanda ante el Tribunal Contencioso-administrativo de Madrid, pero resultó que ya entonces había dejado de ser el gerente de la empresa Alicante Water Works Limited, tal como demostró el fiscal, razón por la cual el Tribunal sentenció el 21 de mayo de 1895 que, en virtud de que el demandante había perdido el carácter de concesionario, quedaba sin curso la demanda y ordenó archivarla.

Muerte y sucesión

José Carlos de Aguilera y Aguilera renunció a la concejalía y se marchó a Madrid, donde murió el 28 de noviembre de 1900.

El título nobiliario lo heredó su hija, María del Rosario de Aguilera y Waring, nacida en Alicante y casada en Madrid, el 6 de abril de 1897, con Joaquín Escrivá de Romaní. Murió el 20 de febrero de 1918 en Morata de Tajuña (Madrid). Heredó el título su hijo, Joaquín Escrivá de Romaní y Aguilera, nacido en Valencia y muerto sin sucesión, por lo que el marquesado pasó a su sobrina María Luisa Escrivá de Romaní y Fominaya, sin descendencia y fallecida hace unos meses.

Como ya sabemos, Carlos de Aguilera y Santiago de Perales, III marqués de Benalúa, se casó en segundas nupcias con la alicantina M.ª del Rosario Hernández de Tejada y tuvieron dos hijos nacidos en Alicante: Carlos, bautizado en Santa María el 14 de agosto de 1862, y Domingo, bautizado en la misma iglesia el 2 de noviembre de 1863.

Domingo de Aguilera y Hernández de Tejada se casó en Madrid en julio de 1890 con Rosario Roca de Togores, hija de los duques de Béjar, de quien se separó durante la luna de miel. Emigró a París, donde ejerció de secretario del embajador. Más tarde, entregado a la vida bohemia, fue profesor de billar y empleado de una fábrica de botones. En 1939 se comunicó con su familia por correo, pero no volvió a saberse más de él tras la entrada de los alemanes en París un año después. Según comunicó la embajada a sus familiares, debió ser enterrado en el cementerio de Père Lachaise.

Su hermano Carlos tuvo una vida más convencional. Se casó en el monasterio de la Verónica el sábado 21 de junio de 1890 con Clara Pardo de Donlebun y Pascual de Bonanza. Se celebró la boda en la quinta Vista Alegre, propiedad de sus suegros, obsequiándose «á todos los concurrentes con un delicado lunch, servido por la acreditada Fonda de la Marina (?). Llegada la hora de partida del correo para Madrid, salió de la quinta la venturosa pareja, la cual tomó el tren dirigiéndose á los reales sitios de Aranjuez donde permanecerán algunos días» (El Alicantino). Tuvieron siete hijos. La mayor, Luisa, falleció el 14 de febrero de 1907, a los 16 años. En julio de 1900 Carlos cesó en el negociado tercero del Gobierno Civil, por haber sido nombrado oficial de Secretaría del Ayuntamiento. Falleció en Biar el 5 de agosto de 1928.

Dos de los siete hermanos Aguilera y Pardo de Donlebun se casaron con dos hermanas apellidadas Fontcuberta y Pascual. Otro, Carlos, nacido el 30 de octubre de 1894 (en la Comandancia de marina) y bautizado en Santa María el 4 de noviembre, fue coronel de Caballería y se casó en 1926 en Madrid con Elena Salvetti y Pardo de Donlebun, que había nacido en Alicante en 1902. Tuvieron diez hijos. Carlos murió en Alicante el 18 de mayo de 1960, pero fue enterrado en Biar.

Carlos de Aguilera Salvetti

Era el primogénito de Carlos de Aguilera y Elena Salvetti. Nació en Aranjuez en 1927, pero vivió durante casi toda su vida en Alicante. Aunque tuvo varios trabajos como autónomo, su auténtica vocación era el ecologismo, publicando numerosos artículos como colaborador de este periódico. Trabajó con Félix Rodríguez de la Fuente y fue cofundador de WWF España. Casado desde 1955 con Joaquina Cirugeda Guardiola, hija de militar y nacida en Alicante en 1930, tuvieron cinco hijos. Se afincaron en Biar tras la jubilación de ambos. Falleció el sábado 18 de julio de 2015, a los 87 años.

Durante años investigó y recopiló información acerca de la historia de su familia, confeccionando un gran árbol genealógico que se remonta 17 generaciones, aunque solo las últimas cuatro vivieron en Alicante. Desde Lope de Aguilera (procedente de La Aguilera, un pueblo burgalés situado a diez kilómetros de Aranda de Duero), nacido en el siglo XV, han pasado 19 generaciones de Aguilera hasta los nietos de Carlos.

Aunque no eran muchos, desde luego en el siglo XX había otros Aguilera alicantinos, procedentes de ramas distintas de las anteriores.

Así, pocos días después de comenzar el siglo, nació y fue bautizada en San Nicolás Joaquina Aguilera (27 de enero), cuyos padres procedían de la provincia de Murcia.

El 10 de diciembre de 1900 fue juzgado por homicidio en la Audiencia Provincial Antonio Fernández Aguilera.

Narcisa Aguilera, de 80 años de edad, casada y vecina de la calle de la Huerta, intentó suicidarse el 21 de noviembre de 1906 arrojándose «á la vía en la plaza de Santa Teresa, segundos antes de pasar el convoy en dirección á Muchamiel. La habilidad y presteza del maquinista han salvado de una muerte segura á la infeliz» (La Correspondencia de Alicante).

En 1913, Joaquín Aguilera se casó en Santa María con Rosario Contreras; y al año siguiente, en la misma iglesia, se desposó Juan Aguilera con Manuela Vargas.

Juan Cortés Aguilera y dos de sus hijos asesinaron en la noche del 25 de agosto de 1915 a un hombre en la puerta de su casa, sita en la calle de Trafalgar.

En 1925, Luis Santiago Aguilar pidió permiso para cercar un solar de su propiedad en la calle Valcárcel.

José Aguilera García-Roves abrió en 1941 un local en San Fernando, 36, dedicado a la venta de máquinas de escribir, que amplió cuatro años más tarde con un taller de reparación de dichas máquinas. En 1956 era presidente de la Hoguera Gabriel Miró y, como tal, pidió permiso para plantar una hoguera en esta plaza, confluencia con las calles Coloma y Cid.

Actualmente hay censadas en la ciudad 171 personas con Aguilera de primer apellido, 189 con el segundo y ninguna con ambos. En total, 360.