La comunidad educativa del colegio Gloria Fuertes no quiere que su finalidad, la labor educativa y pedagógica, pueda quedar en un segundo plano para las familias a quienes facilitan que sus hijos puedan comer a diario. Para remediarlo, peparan un proyecto de apertura del centro los fines de semana, dejando en manos de la asociación de padres la gestión del reparto de alimentos que siguen necesitando niños del barrio. «Mediante un convenio de la AMPA con una ONG, durante la semana se organizarán repartos de comida porque conocen mejor a los más necesitados del barrio», destaca el director del centro. A cambio de que los niños estén bien alimentados, esperan que se acerquen con sus familias los fines de semana para participar de actividades como la biblioteca o la ludoteca, todo gestionado por padres voluntarios que se impliquen con el centro. El Gloria Fuertes quiere entrar a formar parte de las comunidades educativas de aprendizaje que integran a los padres en determinadas actividades en el aula y en su coordinación. «Es una forma de abrir el cole al barrio, que todos se sientan partícipes, y de que los maestros dejemos de ser vistos como quienes les dan de comer». V. B.
