La Conselleria de Vivienda, Obras Públicas y Vertebración del Territorio ha comenzado a remitir a todos los ayuntamientos una carta «instándoles» a que en el ejercicio de la «autonomía local» y de las competencias municipales inicien las modificaciones de planeamiento necesarias para reducir la superficie de suelo urbano y urbanizable.
El requerimiento no compromete a los ayuntamientos, aunque se inscribe dentro de la «nueva política de racionalización del uso del suelo y la protección del medio ambiente», según fuentes de conselleria. El director general de Ordenación del Territorio, Urbanismo y Paisaje, José Luis Ferrando Calatayud, asegura en su carta que la Generalitat tiene «la firme voluntad de implantar un modelo territorial y urbanístico sostenible en la Comunidad Valenciana, preservando, manteniendo y conservando los valores territoriales, ambientales, paisajísticos y culturales».
La conselleria invita a los ayuntamientos a la revisión o modificación de la ordenación urbanística, clasificando como suelo no urbanizable los suelos urbanos o urbanizables cuya dimensión exceda de los criterios de la Estrategia Territorial de la Comunidad Valenciana (ETCV) y, de este modo, conseguir una «ordenación más sostenible acorde con las características del territorio, manteniendo suelo clasificado suficiente para atender las demandas de los diferentes usos del suelo».
También constituye un «aviso para navegantes» ya que acota todavía más los criterios urbanísticos de la nueva conselleria y hará extremadamente complicado que las comisiones territoriales de Urbanismo den curso a planeamientos municipales en los que no se justifique sólidamente la necesidad de disponer de suelo urbanizable.
Según un informe elaborado por el catedrático de Geografía, Eugenio Burriel con datos de 2009, los municipios de la Comunidad acumulan 51.999 hectáreas de suelo en las que se podrían construir 1,8 millones de viviendas en los próximos 38 años. La superficie de 51.999 hectáreas corresponde al suelo clasificado como urbanizable o como urbano no consolidado que sigue en estado rústico o que está urbanizado pero no edificado.
Si se compara esta cifra con el suelo ya urbanizado y edificado, las reservas de suelo por edificar permitiría casi duplicar el espacio urbano existente si se desarrollaran finalmente estos planes.
