Sin gatos, polvo, ni alergias. El colegio público Manjón Cervantes, recién reformado tras siete años de espera en los que los alumnos han estudiado en barracones, se estrenó ayer para 250 escolares cuyos padres destacaban, además del adiós a las aulas prefabricadas, «que nos quitamos de encima la tierra, que los niños volvían blancos a casa, y las alergias que han desarrollado por culpa de la proliferación de gatos, que hacían nidos en los bajos de los barracones». A la presidenta de la asociación de padres de alumnos, Sylvia Santivañez, le faltaban las palabras para expresar la ilusión y emoción con que había llevado a sus hijos a primera hora al colegio «que parece nuevo por completo y no solo reformado. No pensaba que se había renovado tanto por dentro», destacaba.

Para los escolares las prioridades son otras. Estaban nerviosos por la novedad y preocupados por si cambiarían de «seño» o de compañeros, porque es otro colegio y otras aulas, de ladrillo.

Pero en cuanto pasaron por la puerta principal, donde se agolparon provocando algunos momentos de agobio por la estrechez de la acera, les esperaban sus maestros, con quienes se dirigieron, ya tranquilos, a sus nuevas instalaciones. La dirección del centro aseguró que se han solicitado ya al ayuntamiento tanto la ampliación de las aceras de acceso como el traslado de los contenedores de basura que, al menos ayer, rezumaban desperdicios y empañaban por el mal olor un día que para padres, alumnos y docentes fue «muy ilusionante».

Fiesta

La AMPA tiene previsto organizar una fiesta oficial de inauguración «cuando ya estemos todos asentados» y se ultimen detalles que están completando los obreros. «Es posible que se haga coincidir con el carnaval», indicaron. Y se hará en el comedor, una instalación en la que ahora disponen de cocina propia y donde caben todos los alumnos sin necesidad de hacer turnos. Además permite acondicionarlo como salón de actos, porque al tratarse de un edificio anterior a la organización de espacios escolares que marcaba la Logse no dispone de sala multiusos como tal.

Los llamativos colores de la fachada engancharon de inmediato a los más pequeños, que también disfrutan ahora de un patio con más juegos. Y desde el centro aseguraron haber recibido numerosas peticiones de matrícula.

En el Ayuntamiento, la edil de Infraestructuras, Gloria Vara, destacó que la obra de este centro es sólo «uno de los muchos pasos» que faltan para contrarrestar el «olvido» de que ha sido objeto la ciudad educativamente. Reiteró la exigencia de un compromiso de la conselleria para las próximas actuaciones más urgentes en el colegio La Cañada de las partidas -todavía en barracones-, en el colegio Santo Ángel de Educación Especial, y en el Gastón Castelló.

Nuevos objetivos

Desde la Plataforma en Defensa de la Enseñanza Pública dan por cerrada la comisión creada por la reforma del colegio Manjón Cervantes, que integraba tanto a la AMPA como a las asociaciones de vecinos y revindicaba que no se tirara el colegio original y se reformara en el corazón del barrio. Para celebrar el «objetivo cumplido», como señala su portavoz, Ismael Vicedo, ayer mismo quedaron de forma privada «sin buscar protagonismos, porque el protagonismo es de los niños y niñas que por fin están en su colegio».

Echando la vista atrás, Vicedo lamenta todavía que «se pudo hacer mejor, se ha tardado demasiado. La anterior administración puso demasiados palos en la rueda, pero el objetivo de mantener el colegio en el barrio se ha logrado y estamos muy contentos».

Recordó asimismo que «durante años se ha jugado con la esperanza e ilusiones de las familias a las que se prometía cada mes de junio que el próximo septiembre estaría todo listo, sin estarlo». Los próximos objetivos que se ha marcado la plataforma son el colegio La Cañada y el Santo Ángel «pero este último no porque sea de educación especial, sino desde la premisa de que todos los alumnos tienen derecho a unas infraestructuras adecuadas y los recursos públicos deben ser iguales para todos», concluyó.