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El invierno más cálido en 34 años altera el ciclo vegetal

Ya hay almendros en flor y se recogen nísperos tempranos, algo que puede ser letal si llega el frío

Niños juegan en la orilla del mar, en la playa del Postiguet de Alicante, esta semana. Hoy se prevé un nuevo ascenso térmico. pilar cortÉS

Enero de 2016 y en la fachada litoral de Alicante la temperatura máxima alcanza los 20 grados 20 grados -ayer hizo frío pero hoy vuelve a subir el termómetro-. La frase podría servir de eslogan turístico pero refleja la actualidad de una provincia que ha iniciado el invierno con unas temperaturas medias entre dos y tres grados por encima del promedio, algo que no se recordaba desde 1982, hace 34 años, cuando se llegaron a alcanzar los 29 grados de máxima en muchos puntos de la costa en enero. Una situación que ha llegado a alterar en varias comarcas el ciclo vegetal de los cultivos como el almendro (en l'Alcoià ya hay ejemplares en flor) y los nísperos en la Marina Baixa, cuyas variedades más tempranas, incluso ya se han recogido. En el mes de diciembre ya se habían recolectado entre 20 y 30 kilos de las variedades más precoces, indicativo de que el fruto crece esta vez con mayor celeridad. Aunque la cifra resulte anecdótica, teniendo en cuenta que al año se pueden recoger hasta 16 millones de kilos, es la primera vez que los agricultores ven fruto maduro tan pronto.

Eladio Aniorte, presidente de Asaja-Alicante, advierte de que «estamos en un invierno otoñal y las elevadas temperaturas pueden adelantar los cultivos. Si no viene hielo, las movidas de los árboles (la flor cuaja y comienza a dar fruto) se adelantarán a marzo. Ahora bien, no es momento para predecir. Estamos entrando en otro mes del invierno y hay que ver lo que pasa porque puede venir el frío y arruinar las cosechas», apunta el presidente de la organización agraria provincial.

La causa de esta especie de primavera, según Jorge Olcina, director del Laboratorio de Climatología de la Universidad de Alicante, hay que buscarla en la intensidad con la que se ha producido este año la corriente de «El Niño» -aguas frías- en el Pacífico Sur, que ha terminado por afectar a toda la circulación atmosférica del planeta, incluida, pese a la distancia, la franja mediterránea.

En primer lugar, provocó la instalación de un potente anticiclón en el sur de Europa que dura ya desde el 2 de noviembre sin apenas variaciones. A ello se une el que desde hace una semana las borrascas se forman en el Atlántico Norte, lo que lleva las lluvias al oeste de la península ibérica, dejando sin lluvias a Alicante. El resultado es muy preocupante para una provincia que, en teoría, tiene asegurado el suministro para consumo urbano pero no para la agricultura, máxime cuando desde el pasado 1 de enero está cerrado el trasvase Tajo-Segura, a no ser que el Gobierno apruebe medidas extraordinarias.

«La situación para los próximos días no va a cambiar. Seguirán entrando borrascas que dejarán lluvia en el norte peninsular pero en Alicante no caerá una gota y las temperaturas seguirán siendo altas por el efecto del viento de poniente», explica Jorge Olcina. El climatólogo recuerda, además, que los parámetros meteorológicos continúan asegurando que el invierno va a estar marcado por la falta de lluvias y temperaturas por encima de lo normal y, lo que es peor, sin lluvias», subraya Olcina.

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