No hubo un criterio único en el tripartito a la hora de autorizar las cabalgatas en los barrios. Por una parte, Fiestas, área que dirige el alcalde, el socialista Gabriel Echávarri, endurecía los requisitos para autorizar los desfiles de Reyes que le solicitaron asociaciones y entidades vecinales con las que se reunieron a las que se reclamó una declaración de responsabilidad, un seguro y que se encargaran de la seguridad. Por otra parte, el área de Participación Ciudadana de la que es responsable Julia Angulo (Guanyar) dio permiso a todas las solicitudes que recibió. «El trámite se hizo normal. Se autorizó y nada se suspendió. El decreto se pasó a la Policía Local para que ellos pusieran sus medios». Angulo aprobó las cabalgatas de Tómbola, de las partidas rurales de Cañada y Fontcalent, entre otras, así como las de la Albufereta y de Virgen del Carmen-Mil Viviendas.

Esta disparidad de criterios y desconocimiento de la mutua gestión de los socios en el gobierno local provocó que desde el área de Fiestas se asegurara que no saldrían seis cabalgatas que lo habían hecho el año anterior y que sólo lo harían las tradicionales de San Blas, Villafranqueza y Juan XXIII, cuando en realidad eran cinco puesto que Guanyar había dado permiso a la de la Albufereta.

Fiestas reiteró en varias ocasiones a las asociaciones que planteaban cabalgatas en barrios el argumento de la falta de medios para cubrirlas todas, algo que ha sentado muy mal en San Gabriel, que llevaba dos décadas celebrándola y que no se cree tradicional por la concejalía. «Fiestas nos citó y nos habló de una normativa de seguridad que se iba a aplicar al 100%, que requería unos medios (policías) que eran necesarios para el centro de Alicante», explicaron desde la comisión a la que se obligó a conformarse con una recepción. Abundando en la falta de policías, el Ayuntamiento llegó a plantear a San Blas que se encargaran de la grúa para retirar ellos los coches que entorpecían el recorrido, pero ante las quejas mantuvo el servicio.