«Tal y como está ahora mismo la investigación en España, la calidad de vida y los salarios, no tengo actualmente expectativas de regresar, la verdad». Héctor Navarro Fructuoso, «alicantino del barrio obrero de Los Ángeles», como él mismo comenta, acaba de cumplir los 30 años en un centro alemán de investigación de la multinacional asiática Huawei, donde se cuecen las próximas aplicaciones de móviles en 3D que se generalizarán en breve para potenciar el poder de la imagen en nuestros dispositivos.
«¿Qué cómo conseguí el contrato?. A través de mi perfil en Linkedin». A cinco meses de acabar el doctorado, este ávido lector de artículos científicos que ya había presentado varios artículos en congresos, recibió un e-mail del conocido buscador. «Estaban interesados en alguien de mis características. Hubo dos primeras entrevistas por teléfono y una tercera, cara a cara, en Múnich, con todo pagado, y les gusté».
Tuvo que preparar una presentación sobre sus conocimientos de física y sus contribuciones hasta el momento, así como responder a preguntas técnicas sobre 3D. Todo concluyó con «la típica entrevista personal sobre mis propios intereses». Y lo logró.
«No hace falta ser adinerado ni para estudiar ni para que te contraten. Yo siempre he sido muy curioso y he querido aprender más matemáticas y física. Eso estimula y enriquece pero, sobre todo, hay que hacer lo que te gusta».
Es la primera premisa que explica a los estudiantes del que fue su instituto en Alicante, el Leonardo Da Vinci, de la mano del profesor Manuel Alonso: «Su forma de explicar los fenómenos físicos hizo que me decidiera por esos estudios», recuerda.
Y a base de mucho esfuerzo, -segunda premisa-, consiguió graduarse primero y doctorarse después en la Universidad de Valencia «siempre con becas». Su especialización en Óptica Física colaborando en proyectos en el departamento, le ha llevado a formar parte de uno de los grupos de investigación pioneros en imágenes en tres dimensiones.
Gana el doble
Héctor explica ante los estudiantes que ocupan pupitres que dejó hace unos años que «hay que estar dispuesto a salir fuera y dominar el inglés. Si además eres experto en una técnica específica, como en mi caso, y con el doctorado, pues te contratan». Los salarios son el doble que aquí para un nivel de vida similar.
Lleva año y medio como ingeniero de investigación en Múnich, rodeado de compañeros de hasta una decena de nacionalidades. Domina la física y en programación «me voy poniendo rápido al día» para el objetivo de crear nuevos móviles inteligentes «que faciliten la vida diaria, porque las imágenes en 3 dimensiones permiten medir objetos y distancias y clasificar automáticamente mediante un comando de voz».
