La exigencia de Vicent Soler de promover una quita de la deuda no es baladí. Básicamente, porque el Gobierno central se ha convertido ya en el principal acreedor de la Comunidad Valenciana. De los 40.262 millones de deuda que arrastraba la Generalitat al cierre del tercer trimestre de 2015, 27.112 se debían al Ejecutivo central. O, lo que es lo mismo, el 67,3%. Así consta en las estadísticas que periódicamente publica el Banco de España.

Pero, ¿cómo se ha alcanzado ese extremo? El origen de la respuesta está en 2012. Por aquel entonces, el Ministerio de Hacienda decidió impulsar dos mecanismos de ayuda para las administraciones públicas en apuros: el plan de pago a proveedores, destinado a saldar impagos con empresas; y el Fondo de Liquidez Autonómica (FLA), cuya finalidad pasaba por cubrir vencimientos de deuda. El primero de ellos ya ha pasado a mejor vida, pero el segundo continúa hoy plenamente vigente. Y la Comunidad, lastrada por su escasez de recursos, se acoge a él siempre que Madrid abre el grifo. Pero no a cualquier precio. Esas operaciones se formalizan a través de préstamos. «Este sistema es una doble estafa: primero, porque son créditos y nosotros queremos devengos y derechos; y segundo, que vienen cuando le da la gana al señor ministro para pagar lo que le da la gana al señor ministro. ¿Dónde está la autonomía financiera? ¿Dónde está la autonomía política? Si el señor Montoro quiere ser presidente de la Generalitat, que se presente a las elecciones», criticó ayer Soler.

Y añadió: «Los 15.000 millones de exceso de déficit son una auténtica ruina y Moragues -el exconseller y actual delegado del Gobierno en la Comunidad- hace un análisis poco fino cuando me reprocha que critique y celebre el FLA. No son afirmaciones incompatibles. Evidentemente que critico el FLA porque sólo son préstamos a retornar al Estado pero, por otra parte, necesito el FLA porque hay que pagar a los proveedores. Qué más me gustaría que no fuera necesario el FLA».