El Gordo este año entró por Roquetas de Mar, Almería. Íntegro. Se hizo esperar hasta las 12.13 horas, momento en el que las niñas de San Ildefonso que cantaban el sexto alambre de la séptima tabla, Lorena Stefan y Nicol Valenzuela Vásquez, hicieron callar de sopetón a los asistentes al sorteo en el Teatro real de Madrid, para explotar a continuación con el ansiado 79.140.

Se ha ido a la playa de la costa almeriense pero el lotero de la administración número 2 de Roquetas de Mar, José Martín, no se lo creía: «No me vaciléis», les dijo a los empleados del banco donde se encontraba en el momento en el que se extrajo la bola. Cuando regresó a su administración, se encontró una auténtica algarabía entre agraciados, vecinos y curiosos.

Dotado con 4.000.000 euros por serie, un total de 640 millones de euros, un 15% del premio se lo llevará directamente el Estado, hasta 96 millones de euros, porque fue devuelto sin vender.

Otros 80 millones favorecerán que renueven sus fuerzas un grupo de 44 jubilados de las vecinas localidades malagueñas de Villanueva de la Concepción y Colmenar, que aprovecharon su puntual estancia en Roquetas con motivo de una excursión para comprar los décimos con los que, sin duda, multiplicarán sus viajes.

También los estudiantes de un centro educativo de la propia localidad afortunada, así como los de un instituto vecino en Laujar de Andarax, también de Almería, podrán mejorar las expectativas de sus respectivos viajes de fin de curso porque repartieron numerosas participaciones del Gordo ganador para financiar su escapada académica.

La terminación en cero ha salido en la historia de la lotería hasta veintiún veces y algunos de los décimos que repartió José Martin viajaron desde Canarias a Barcelona, pasando por Valencia y Madrid, hacia clientes que se lo habían solicitado, así como hacia numerosos turistas que pasaron el verano en la afortunada playa.

En palabras de las niñas Lorena y Nicol, de 13 y 10 años, que cantaron el premio, ha sido un Gordo «intuitivo». Aseguraban que se habían levantado esa mañana sabiendo que lo cantarían. Las amigas de Nicol dicen que es una compañera con «mucha suerte» porque ya cantó uno de los quintos premios el año pasado.

Algunas filas de la sala del Teatro Real se levantaron para aplaudir y celebrar con gritos de júbilo la llegada del Gordo pero el entusiasmo remitió e cuanto comprobaron que no figuraba entre sus décimos. «Lo he vivido con mucha emoción y con un poco de nervios», declaró la propia Nicol poco más de una hora después de cantar el premio, saliendo junto a sus compañeros de San Ildefonso por una de las puertas laterales.

Su compañera, Lorena, aventuraba que «ojalá» les cayera a ellas también «una propinilla» y que le hubiera tocado viajaría a Nueva York o París. Como poco.