El tercer premio del Sorteo Extraordinario de la Lotería de Navidad, el 5.163, fue el más perezoso de los grandes premios y se hizo esperar hasta las 13.11 horas cuando los niños Juan Ismael Acosta y Josué Ariel Guamán repartieron la suerte en localidades de media España.

El premio, muy repartido, se vendió en localidades de Almería, Castellón, Huesca, Ciudad Real, Pontevedra, Valencia, Badajoz, Madrid, Alicante, Barcelona, Las Palmas, Salamanca, Santa Cruz de Tenerife, Albacete, Asturias, Burgos, Castellón, Córdoba, Gerona, Huelva, Lérida, Lugo, Málaga, Murcia, Tarragona, Vizcaya y Zaragoza.

La propietaria de la administración de Grañén (Huesca), Pilar Azagra, repartió 22,5 millones cuatro años después de vender íntegramente el Gordo. «Me parece imposible. Qué ilusión», manifestó muy emocionada y aún «temblando» tras conocer que otra vez había repartido suerte entre sus clientes al vender 450 décimos del 5.163, premiados cada uno con 50.000 euros.

La administración número 1 de Oropesa del Mar (Castellón) vendió en ventanilla 45 series de este número, otros 22,5 millones de euros. Además de Oropesa, dos décimos se vendieron en Alicante y otros dos en un despacho del paseo marítimo Neptuno de Gandia. También en la localidad de Canet de Berenguer (Valencia) se vendió otro décimo. Un total de trece décimos -650.000 euros- dejó el tercer premio en una decena de poblaciones de Cataluña.

El tercero viajó hasta Mérida y Badajoz, donde dejó 250.000 euros.

Y dejó un buen pellizco en Castilla y León, donde repartió unos 200.000 euros en total.

Los dos cuartos premios -52.215 y 71.119- también se repartieron por todo el país. De hecho, llegaron a todas las comunidades autónomas. Y con uno de ellos se vivió una anécdota en el Teatro Real, donde se celebró el sorteo, cuando una vendedora de lotería saltó de alegría al creer que había sido agraciada. «¡Qué agobio, qué agobio, pero si parezco la Pantoja!», gritó cuando se vio acorralada por las cámaras. Pero le había «bailado» un número.