La totalidad de las instalaciones culturales que gestiona el Ayuntamiento permanecieron ayer cerradas al público durante toda la mañana porque los trabajadores habían sido convocados a una reunión por parte de la concejalía que dirige Daniel Simón.

Desde el Partido Popular, la edil Mari Carmen de España criticó duramente este modo de proceder que calificó de «poca sensatez del concejal de Cultura», por cuanto ha dejado «a todos los alicantinos y turistas sin poder acceder a las instalaciones culturales e incluso al propio Castillo de Santa Bárbara». De España culpa al responsable de Cultura de este «despropósito, exclusivamente por su lucimiento personal en una presentación».

El aludido explicó ayer que «me pareció de recibo reunir a todos los trabajadores para escuchar su preocupaciones» e informarles «antes que a nadie del plan que llevarán ellos mismos a cabo». Cultura había advertido previamente, a través de la cuenta de Facebook que gestiona el propio concejal, Daniel Simón, de que «el lunes 21 de diciembre cerrarán unas horas los equipamientos para que el edil Daniel Simón traslade a la plantilla el Plan de Cultura 2016, desde las 09.30 a las 13.oo horas».

Museos, exposiciones, bibliotecas y el Castillo permanecieron cerrados, efectivamente. Ante el ascensor de acceso a la fortaleza un cartel informaba del cierre del servicio «por trabajo técnico. Disculpen las molestias». En la cuenta de Facebook, Cultura también se deshizo en disculpas: «Simón presidirá el encuentro para exponer las líneas maestras de funcionamiento y los objetivos del departamento para el nuevo ejercicio. El equipo directivo de la concejalía pide disculpas por esta suspensión puntual de actividades y aclara que se trata de una sesión de coordinación con la idea de mejorar el servicio». Simón insistió en que «se organizó por la mañana para que el perjuicio fuera el mínimo posible».

El PP tacha de «inadmisible e inconcebible la decisión del tripartito de cerrar todas las instalaciones por la sencilla razón de que el concejal Simón quiera presentar su plan a los técnicos, y privar a los alicantinos de espacios públicos de la ciudad». Le echan en cara además que «hiciera volver de sus vacaciones al personal, prometiendo compensar horas».