¿Por qué tienen tumores malignos los niños o niñas, ¿los heredan? Al contrario que ocurre en los cánceres del adulto, de los que conocemos algunos de los factores de riesgo asociados (tabaco, asbestos, bencenos), se desconoce la causa de los tumores pediátricos. Algunos tumores, muy pocos, son claramente hereditarios; pero esa circunstancia no es en absoluto habitual en la mayor parte de los tumores malignos de la infancia, que surgen de forma esporádica. En general, se considera que el 5% de los tumores infantiles pueden tener una cierta predisposición genética, muchas veces no bien conocida.

¿Cuáles son los cánceres más frecuentes en los niños? Los más frecuentes son las leucemias (originadas en las células de la sangre), que representan la tercera parte de los mismos. Le siguen en frecuencia los tumores del sistema nervioso central, de forma que la suma de éstos y leucemias suponen la mitad de los cánceres en la infancia. A continuación están los linfomas, que afectan a los ganglios linfáticos y después otros tipos de tumores que en muchos casos son específicos de la edad pediátrica y son muy distintos a los tumores del adulto, tanto desde el punto de vista de su origen celular como de su comportamiento clínico y respuesta al tratamiento.

¿Cuántos niños padecen cada año tumores malignos? Según datos del Registro Español de Tumores Infantiles en España se diagnostican 155 casos por millón de niños entre 0 y 14 años. En la Comunidad Valenciana esta cifra llega a 177 casos por millón. En la provincia de Alicante, donde viven unos 280.000 niños entre 0 y 14 años, cada año se diagnostican entre 35 y 40 casos nuevos. En la adolescencia (de 15 a 19 años) la incidencia es incluso algo superior.

¿Cómo puedo sospechar que un niño-a tiene cáncer?

Como el tumor puede surgir en cualquier órgano, sus manifestaciones pueden ser muy diversas: el niño puede estar pálido, o tiene sangrados anormales, o le crecen órganos, especialmente los ganglios, el bazo, riñón o hígado. En el caso de los tumores cerebrales los síntomas pueden ser muy variados, predominando las cefaleas y vómitos matutinos. Aunque puede ocurrir, la pérdida de apetito o peso no son frecuentes. La forma de presentación es muy diversa y nunca específica, por lo que si hay una sospecha por su pediatra le pedirá algunas pruebas iniciales (análisis de sangre, estudios de imagen, etc.) y la consulta oportuna con un experto.

¿Cómo se les diagnóstica? Ante la sospecha de un cáncer en un niño es imprescindible que se remita para su valoración a las unidades especializadas de referencia. En ellas el niño será valorado por Equipos Interdisciplinares (formados por especialistas en oncología pediátrica, Cirujanos, Radioterapeutas, Anatomopatólogos etc) que decidirán las exploraciones necesarias tanto invasivas (aspirado de médula ósea, biopsia de tumoración) como no invasivas (Radiografía, Ecografía, TAC, RNM, Gammagrafía, PET, etc), que establecerán un diagnóstico preciso del tipo de tumor y su extensión, para establecer el plan de tratamiento más adecuado a cada caso, según las recomendaciones de los Comités de Oncología Pediátrica.

¿Cómo se tratan?

Existen diversos tratamientos que pueden utilizarse solos o combinados, siempre adaptados al diagnóstico del niño y al riesgo de su enfermedad. Se trata fundamentalmente de cirugía, quimioterapia y radioterapia, aunque esta última en niños produce importantes efectos secundarios a largo plazo que limita su utilización. Existen nuevas modalidades de tratamiento que se están desarrollando (inmunoterapia, dianas moleculares, etc.) con el objetivo de ser mucho más específicos contra el tumor y producir menos efectos secundarios. Es preciso invertir más recursos y mejorar la legislación actual para facilitar la investigación básica y traslacional, asegurando que los niños y adolescentes se traten en el contexto de ensayos clínicos colaborativos nacionales e internacionales.

¿Se curan? El pronóstico del cáncer infantil ha ido mejorando progresivamente en los últimos 40 años, desde tasas de curación menores del 5% en los años 60 a las tasas actuales del 75- 80%. Desgraciadamente, no todos los tipos de tumor tienen el mismo pronóstico, ya que aunque algunos tipos que se curan en el 100% de los casos, en otros no llegamos al 10%, por lo que es preciso intensificar los esfuerzos para encontrar nuevos tratamientos más eficaces y menos tóxicos. En nuestra provincia se calcula que existen entre 400 y 500 supervivientes de cáncer infantil que tienen actualmente entre 15 y 30 años. Esta población tiene una serie de problemas específicos que es preciso reconocer y atender.

¿Cómo se llevan?

El diagnóstico de cáncer en un niño supone una agresión inesperada que afecta a toda la familia. Los tratamientos son cada vez más complicados, originando numerosos efectos secundarios a los pacientes y problemas sociales, psicológicos y educativos. Los niños y adolescentes con cáncer deben tratarse en Unidades de Oncología Pediátrica especializadas que cuenten con todos los recursos necesarios y que dispongan de Equipos Interdisciplinares que puedan atender de forma global las necesidades del niño y su familia (Oncólogos Pediatras, Personal de enfermería y auxiliar especializado en cáncer pediátrico, psicólogas, trabajadores sociales, maestras, terapeutas ocupacionales, voluntarios?). La Asociación de padres de niños oncológicos (ASPANION) ofrece a las familias muchos de estos recursos. En nuestro medio hay muchos aspectos que se pueden y se deben mejorar. Por citar algunos de ellos: Hospitalización Domiciliaria Pediátrica, Tratamiento de Adolescentes en Unidades Especializadas, Programas de Seguimiento a Largo Plazo para Supervivientes de Cáncer Pediátrico, Programas de Rehabilitación Neuropsicológica, Programas de Cuidados Paliativos?

Es una tarea de toda la sociedad y no la podemos eludir. Se lo debemos a nuestros niños y sus familias: a los que lo consiguieron, a los que lucharon y se quedaron en el camino, y a los que vendrán.

(*)Dr. Jaime Merino, internista del Hospital Universitario de San Juan y los Drs. Javier González

de Dios, pediatra, y Dr. Carlos Esquembre, oncólogo infantil del Hospital General Universitario de Alicante.