La provincia de Alicante despedirá el 31 de diciembre un año que va a pasar la historia, junto al pasado 2014, como el más seco y cálido que se recuerda desde 1940, lo que confirma la gravedad de una coyuntura marcada por la falta de agua, y que la lluvia, cuando cae, lo hace forma torrencial como sucedió en una sola jornada de noviembre en Elda. Esta realidad y el aumento de un grado en la temperatura media en sólo un año son consecuencia directa del cambio climático.

En los últimos dos meses, el potente anticiclón que ha predominado en toda la península desde el 3 noviembre (con una pausa entre el 21 y el 24 debido a la irrupción de una masa de aire muy fría), marca el final de un año que vuelve a ser catastrófico, y al que se une el que la sequía también azote la cabecera del Tajo, lo que tiene al borde del cierre del trasvase de agua al Segura.

Según la Agencia Estatal de Meteorología, la temperatura media de este año estará próxima a 16.2º en el promedio del territorio de la Comunidad Valenciana, que es 0.9º más que la media normal (15.3º). Por otro lado, la falta de lluvias es alarmante y dejan como una simple anécdota que en el observatorio de Elda se hayan recogido 409 litros por metro cuadrado, un 54% más que el promedio normal. Anecdótico porque a pocos kilómetros, en la vecina Novelda, sólo se han recogido 187,8 litros por m2, un 35% menos que lo que hubiera sido ideal. Conclusión: la provincia terminará 2015 con un déficit hídrico de 400 hm3 que no han podido cubrirse, debido a que sigue sin llegar el agua del Júcar, ni del trasvase Tajo-Segura que en todo el año no habrá enviado ni 150 hm3 (600 hm3 corresponden por ley), cuando en España se mueven todos los años 1.500 hm3 en trasvases, algunos a la España húmeda como Cantabria y Vizcaya.