El nacimiento de la Asociación de Belenistas de Alicante al fin quedó ayer instalado en la estación de ferrocarril, después de semanas de controversia en torno a dónde debía ubicarse. El presidente de la entidad, Alejandro Cánovas, descubrió la escena navideña en un acto al que no acudió ningún miembro del equipo de gobierno ni tampoco de Ciudadanos, aunque sí lo hicieron seis concejales del PP, entre ellos Asunción Sánchez Zaplana y Luis Barcala, aparte de un asesor de la concejalía de Fiestas. En la cita, además, se eludió la palabra «inauguración», sustituyéndola por la de «recibimiento», para, según indicó Cánovas, evitar cualquier margen a posibles interpretaciones electoralistas del evento.

El acto tuvo un carácter informal y de celebración, pero también una enorme austeridad, hasta el punto de que ni siquiera se dispuso de un micrófono para que las palabras del presidente de los belenistas pudieran escucharse con nitidez. El propio Cánovas indicó -no sin cierta ironía- que también esto se debía a la prohibición de llevar a cabo una cita que pudiera tener connotaciones políticas. No hubo ninguna intervención más, pese a la presencia de la Bellea del Foc, Carmen Caballero, además de otros representantes de la Federació de Fogueres, la Federación de Moros y Cristianos y los citados ediles.

Al proceder a descubrir la escena, Cánovas anunció que «vamos a recibir el Belén» en un lugar tan simbólico para el encuentro -y más en estas fechas- como es la estación de trenes. El presidente de la Asociación de Belenistas agradeció la presencia de la Bellea del Foc y los representantes de las entidades festeras y la concejalía de Fiestas, así como a los responsables del Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) que han hecho posible que el nacimiento se instale en la estación. Carmen Caballero lo ayudó a quitar la cortinilla que tapaba el belén, mientras los asistentes entonaban un villancico.

Cánovas mostró la satisfacción de los belenistas por haber podido instalar el nacimiento en la estación, aunque lamentó que «el Ayuntamiento no encontrara ningún sitio para ponerlo». Según indicó, la escena cobra más simbolismo al estar en la terminal ferroviaria, así como por el «mensaje» de «recibir a una familia que tuvo que estar exiliada», algo que entra en conexión con el drama de los refugiados que llegan a Europa, añadió. La ubicación del belén en la estación pone fin a la controversia surgida después de que el tripartito anunciara que no se instalaría en los bajos del Ayuntamiento, como se había hecho hasta ahora. El gobierno municipal ofreció la alternativa de situarlo bajo las escaleras del Mercado Central, un lugar rechazado por los belenistas porque el espacio era insuficiente para las dimensiones de la escena.