«El turismo alicantino tiene una mala salud de hierro. A pesar de que no lo cuidadamos mucho, año tras año nos da alegrías», cuenta el experto del Instituto Universitario de Investigaciones Turísticas de la Universidad de Alicante, para quien, pese a las cualidades turísticas de Alicante, «parece que no nos acabamos de creer lo que somos».

¿Es Alicante una ciudad atractiva en Navidad?

Alicante y la Costa Blanca podrían ser un referente como destino de Navidad, tenemos el turrón de Xixona, los juguetes de Ibi, la Cabalgata de Alcoy, y hasta parece que Santa Claus partió de Alicante. En Laponia, con el clima adverso que tienen, han hecho de esto un atractivo turístico para todo el año. Todo bien engarzado y vertebrado podría suponer un motivo más de visita. Debemos convertir la Costa Blanca en la capital Europea de la Navidad. Hace falta un plan que lo ponga de relieve en un producto concreto de manera conjunta. El sector público podría ser el gran impulsor, pero necesita ser acompañado por el sector privado.

¿Cuáles son las fortalezas y debilidades de la ciudad?

Nuestra mayor debilidad somos nosotros mismos, no sabemos definir qué queremos que sea nuestra ciudad, en lo que deberíamos centrarnos y que todos los actores remen al unísono. El turismo es una actividad muy transversal que necesita el impulso coordinado de empresas, organismos e instituciones. Es necesario mejorar la calidad profesional, desde el empresariado hasta el personal de base para consolidar nuestra industria y garantizarle la viabilidad futura. La formación va a ser la pieza clave para poner en valor todos nuestros recursos y desde el Insituto de Investigaciones Turísticas impulsamos el Master en Dirección de Hoteles y el Master en Dirección de Restaurantes entre otros.

¿Alicante está enfocada al turismo?

Sí. Pero creemos que somos mejores en turismo de lo que realmente somos. Creemos que por tener playa ya lo tenemos todo y eso no es así. En materia de promoción y venta del destino estamos en un sector que debe enfocarse mucho más a la venta. Lo único que paga los salarios son las ventas y muchas empresas turísticas no venden, más bien les compran. Hay muchas técnicas de venta y promoción que, o no se están utilizando o se están usando mal.

¿Le hace falta algo a la ciudad para mejorar turísticamente?

Al menos no deberíamos cargarnos lo que funciona. Uno de los grandes atractivos en la ciudad es el ocio. El tardeo ha supuesto una revitalización para muchas empresas y, aunque debe estar regulado, debemos potenciarlo. El Castillo de Santa Bárbara es un recurso infraexplotado. El Casco Antiguo tiene un potencial tremendo. Hace falta ser más ambicioso, poner en valor lo que ya tenemos con una correcta planificación.