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Un ensayo espacia el tratamiento para el VIH y refuerza la contención de los contagios

El Hospital General de Elche participa con 14 pacientes en un estudio internacional

Un ensayo espacia el tratamiento para el VIH y refuerza la contención de los contagios

El Hospital General Universitario de Elche es uno de los nueve centros españoles (el único que no está en Madrid o Barcelona) que participa actualmente en un estudio de investigación que se encuentra evaluando una nueva vía de administración del tratamiento antirretroviral para pacientes con el virus VIH, una alternativa que consiste en una sola inyección cada mes o cada dos meses y que introduce una novedad de primer orden, puesto que desde que comenzó a tratarse la infección a finales de los 80 la única opción son pastillas que se han de tomar todos los días de por vida (hasta apenas hace diez años los enfermos tenían que tomar incluso 30 comprimidos diarios). La nueva vía de administración, sobre la que se han comenzado a recoger resultados de lo más optimistas, supone una diferencia para los enfermos -ya que si el tratamiento actual no se toma de forma rigurosa por olvidos o dejadez pueden desarrollarse resistencias o mutaciones- pero también tiene una importancia más que significativa a nivel social porque el 90% de las personas que siguen el tratamiento correctamente tienen el virus indetectable, es decir que no deteriora su sistema inmune y que tienen un riesgo de transmitir la enfermedad «ínfimo», según detalla el jefe de la Unidad de Enfermedades Infecciosas, Félix Gutiérrez.

De ahí que, mientras la vacuna o la curación del SIDA no sean una opción a corto o medio plazo, los esfuerzos de los investigadores se estén centrando en hacer más fácil el tratamiento de las personas portadoras del virus, puesto que además de mantenerlo inactivo en sus organismos protege también de la propagación de nuevos casos. Para los pacientes que están participando en el estudio, la doctora e investigadora principal del ensayo, Mar Masiá, sostiene que la inyección mensual o bimensual permite además desprenderse de la sensación de enfermedad que les recuerdan a diario las pastillas.

El ensayo comenzó hace un año y medio aproximadamente, con el requisito de que los pacientes debían ser nuevos diagnósticos, personas que no hubieran tomado nunca el tratamiento por vía oral, y ya ha cumplido la semana 32: Las doce primeras con pastillas para llevar al virus a un estado indetectable, y las siguientes en tres grupos para comparar resultados entre quienes siguen con pastillas, otros con una inyección al mes y los terceros con una sola inyección cada dos meses. Llegados a ese punto en el que se hizo la primera revisión, ya se ha hecho público a nivel internacional por parte de la multinacional ViiV Healthcare que el «Estudio LATTE 2» apunta a una estrategia eficaz y segura, puesto que los dos grupos que reciben el medicamento en «nanosuspensión» (inyectado) tienen los mismos resultados que el grupo que sigue recibiéndolo por vía oral, mientras que los efectos secundarios apenas se reducen a dolor durante unos días en el lugar del pinchazo (con el añadido de que a medida que van avanzando los meses el dolor remite antes) e incluso que en quienes lo reciben cada dos meses se dan menos efectos secundarios que en quienes lo reciben mensualmente.

Comercializarse

El ensayo se está llevando a cabo en «fase 2b», según concretan los doctores, con pacientes que tienen la enfermedad, con grupo control y a gran escala (puesto que están participando 309 pacientes de Estados Unidos y Europa, más de un tercio españoles) y si los resultados al cabo de la semana 96 se confirman, el medicamento podría comercializarse en menos de cinco años.

La posibilidad de hacer más sencillo el tratamiento entronca con los objetivos que se ha marcado la Organización Mundial de la Salud para 2020: Que un 90% de los infectados sean diagnosticados (puesto que actualmente un 25% de las personas que tienen VIH no lo saben, por lo que se están barajando distintas estrategias de cribado de la población) y que el 90% de los diagnosticados sigan el tratamiento, asumiendo que el 90% de quienes se tratan tienen el virus indetectable y por tanto no lo transmiten. «Con eso, el riesgo de propagación caería de forma drástica y la epidemia entraría en cierto control», expone el doctor Félix Gutiérrez.

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