La asociación «Quiero crecer» se dedica al abordaje y tratamiento de niños que han vivido en entornos de violencia doméstica. ¿Qué grado de afectación encuentran en estos menores?

La asociación se puso en marcha en el año 2009, pero nosotros ya teníamos un trabajo previo con menores tutelados, es decir, a quienes la administración por diferentes motivos han separado de sus padres. En un primer momento esperábamos encontrar muchas diferencias entre los menores tutelados y los que están en ambientes de violencia doméstica. Pero sorprendentemente, las primeras investigaciones reflejaron que el grado de afectación psicológica es muy similar. Incluso estos niños están peor, porque siguen inmersos en este ambiente tan complicado. Y es que aunque la madre se haya separado de su maltratador, estos niños siguen viendo a su padre a través del régimen de visitas y muchas veces el maltratador utiliza estas visitas para seguir hostigando a la madres.

¿Cómo se manifiestan estos problemas psicológicos?

Presentan conductas internalizantes y externalizantes muy mezcladas. Problemas de agresividad, de autoestima.... son niños bastante alterados.

¿Es cierto que el hijo de un maltratador será un futuro maltratador?

Sí, ya desde pequeños se ve cómo las niñas que viven en un ambiente de violencia machista tienden a ser más sumisas y los niños más agresivos. Aunque en los últimos años también estamos viendo cómo se intercambian los papeles y aparece, por ejemplo, una mayor agresividad en las niñas. También es muy importante trabajar con las madres porque en muchos casos están muy deterioradas y han perdido los hábitos de crianza. Se trata de recuperarlas como madres porque estas mujeres además conectan mucho con su experiencia de malos tratos y cuando ven que las conductas se repiten en sus hijos empeoran mucho.

¿Los hijos no son un incentivo para que una mujer abandone a su maltratador?

La mayoría de madres dicen que aguantan estas situaciones por sus hijos. Pero en realidad no son conscientes, tienden a minimizar los problemas de sus hijos. Creen que han visto menos de los que en realidad han visto y así la situación se repite constantemente.

¿Qué recursos se le dan a un niño para que afronte estas situaciones?

Lo primero son herramientas de seguridad, para que sepan hacer frente a situaciones de peligro, porque hay que tener en cuenta que muchos de ellos tienen que vivir con el maltratador. Es frecuente que tengan estrés post traumático y miedo constante a que una discusión derive en malos tratos. Les enseñamos herramientas para que no se enfrenten con sus padres.

Las leyes han cambiado para proteger más a estos niños, que ya son considerados víctimas de malos tratos y no víctimas indirectas, ¿es suficiente?

La pata que le falta a la ley es la recuperación del maltratador. Los juzgados deberían obligar a que estos hombres se sometan a un tratamiento psicológico, porque hay que tener en cuenta que en muchos casos mantienen el régimen de visitas con los niños, de los que se sirven para seguir acosando a las mujeres. Tiene que haber un seguimiento de estos hombres y que en estas visitas siempre esté presente un profesional.