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La Universidad aplica la discriminación por sexo para contratar a profesores

La institución prima, en igualdad de condiciones y méritos, el sexo menos representado en los 60 departamentos

Profesorado de la Universidad en el desfile protocolario desde el edificio del rectorado hasta el Paraninfo, previo a los actos oficiales institucionales. isabel ramón

Las nuevas plazas docentes en la Universidad de Alicante se asignan aplicando la discriminación positiva por sexo desde la última convocatoria publicada esta semana en el DOGV (Diario Oficial de la Generalitat).

Por primera vez, tal y como constata la delegada del rector para las Políticas de Igualdad, María José Rodríguez, la contratación de docentes incluye entre sus requisitos la igualdad de oportunidades. Esta medida implica que «en igualdad de condiciones, se prioriza el sexo menos representado en cada área» o departamento al que va dirigida la contratación.

Entre el conjunto de los 60 departamentos en que se subdividen las seis facultades de Ciencias, Económicas, Letras, Derecho, Educación y Ciencias de la Salud, además a la Escuela Superior Politécnica, la desigualdad de la representación docente femenina resulta palpable, 40% frente a 60%. «Suele suceder que de cada diez veces que se tenga que primar a la mujer, sólo una le corresponda a un hombre por estar infrarrepresentados en el área de que se trate», abunda la responsable rectoral.

La variedad de los criterios que se aplican a la hora de conceder una plaza docente es muy amplia y, por lo mismo, llegar a una coincidencia plena entre una aspirante femenina y otro masculino como para tener que acudir al criterio de igualdad de oportunidades no es lo habitual, «pero la realidad es muy cruda», como subraya la profesora de Psicología Evolutiva y de la Educación en la UA, Carmen Mañas, «porque si no fuera así, no se haría constar».

Mañanas, experta además en investigación de género, sostiene que la mayor representación masculina «en una realidad adversa que seguro que se produce, y la equidad es una medida necesaria para conseguir que se valore igual a todas las personas, sean del sexo que sean. No es que sobre nadie -puntualiza-, lo que falta es una valoración adecuada porque la interiorización de la desigualdad es tan grave que las propias mujeres no quieren avanzar, les parece que está mal visto. De ahí la necesidad de primarlo y estimularlo».

También son conscientes en la Universidad de que este tipo de medidas pueden «escocer. Comprendo la rabia individual si te toca -en el caso de verse apeado del contrato por discriminación positiva-, pero las mujeres llevamos molestas mucho tiempo y con medidas de este tipo nos enriquecemos todos. Merece la pena hacer el esfuerzo».

Rodríguez recalca que el criterio de la igualdad de oportunidades para el desempate en las plazas a contratar es «completamente legal», basado en la Ley de 2007 de Zapatero por la igualdad efectiva de hombres y mujeres.

La Universidad también revisa las contratas que tiene con empresas ajenas al campus para incluir todo tipo de cláusulas por la igualdad, de forma que se primará la renovación de las que apliquen medidas en la misma línea.

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