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INFRAESTRUCTURAS ENERGÉTICAS

El Plan Eólico sale volando

La provincia de Alicante se ha quedado sin ninguno de los 184 aerogeneradores que proyectó y adjudicó el gobierno de Zaplana en 2001

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La provincia de Alicante se queda, al menos a medio plazo, al margen de la energía eólica. La suspensión de la aplicación del Plan Eólico puso en marcha en julio de 2001 por el actual ejecutivo de Puig implica el abandono de los 184 aerogeneradores proyectados en las comarcas del norte, desde Villena, Biar, Petrer y Castalla, pasando por Banyeres y llegando hasta Tollos y Castell de Castells. Este resultado es consecuencia de una mezcolanza de proyectos sin consistencia y sin estudio de viento -como se demostró ocurrió en la zona 14-, de la oposición política y ciudadana registrada y de la eliminación de las ayudas que aprobó el Gobierno de Rajoy en 2012.

El conseller responsable, el murero Rafa Climent, y su directora general de Energía Julia Company, protagonizaban recientemente un acto en Benillup, en pleno epicentro de la Zona 14, en el que «enterraban» el Plan Eólico de la Generalitat. La decisión política implica que lo que está hecho y en marcha, hecho está, y lo está pendiente, se suspende. Esta medida, según han explicado fuentes de la Generalitat, se trasladará a las compañías adjudicatarias, que tendrán la posibilidad de efectuar alegaciones, de acuerdo con la legislación vigente.

El programa diseñado y ejecutado por el gobierno de Zaplana incorporaba 15 zonas eólicas en la Comunidad Valenciana, de las que dos -la 14 y la 15- se centraban en la provincia, mientra la 13 se compartía con la de Valencia, muy cerca de Banyeres. Tan cerca, de hecho, que su Ayuntamiento montó en cólera cuando se enteró de que no había sido informado de la colocación de aerogeneradores a menos de un kilómetro de su término y enfrente del actual parque natural de Sierra de Mariola.

Es un ejemplo de la forma en que se diseñó y ejecutó este plan que, según la Agencia Valenciana de la Energía, suponía «un paso decisivo en favor de un desarrollo ordenado y sostenible promoviendo la generación de energía eléctrica a partir de fuentes de energía renovables», como se explicó en su momento. A partir de este loable objetivo, se configuraban 15 zonas eólicas repartidas en 67 parques, con una potencia total de 2.300 megavatios, lo que evitaría «cada año la emisión de 2,1 millones de toneladas de CO2 y un efecto depurador similar al propiciado por 140 millones de árboles». Aparte, a través de la inversión de 2.000 millones de euros, se «crearía un tejido industrial y se impulsaría la actividad local».

Estos objetivos es de suponer que se habrán conseguido en Valencia y Castellón, donde tienen parques en funcionamiento que en 2010 ya generaban 1.000 megavatios de potencia al año; entre ambas totalizan 767 aerogeneradores, repartidos casi a partes iguales. En aquella fecha (y así sigue hoy) faltaba por desarrollar cinco zonas, incluyendo las tres correspondientes a Alicante, con un total de 513 aerogeneradores, de los que 184 se tendrían que ubicar en la provincia.

En realidad, en un principio los asignados a este territorio eran más -en concreto, 320-, pero en 2005 se redujo la cifra inicial, al decidir instalarse otros «más potentes», con el objeto de reducir el impacto ambiental. Al final, ni unos ni otros.

La primera zona que cayó del programa fue la 15, que le había sido adjudicada a Acciona Eólica de Levante, que iba a levantar 109 molinos en un amplia zona entre Banyeres y Onil, por un lado, y Castalla Sax, Biar y Petrer por el otro. En este caso, las presiones «políticas» e institucionales fueron intensas desde el primer día y prácticamente se dejó en suspenso de inmediato.

Muy distinta ha sido la zona 14, entre las comarcas de El Comtat y la Marina Alta, con 50 aerogeneradores previstos. En este caso, la movilización ciudadana, agrupada a través de la Coordinadora d'Estudis Eòlics del Comtat, ha sido fundamental, ya que no ha cesado de presentar batalla desde el primer día. Para la historia quedan las 40.000 alegaciones presentadas hace una década y que, a día de hoy, siguen sin estar contestadas.

La investigación y las pesquisas hechas desde el primer día por esta Coordinadora han constatado que en este caso por no haber, no hubo ni estudio previo de viento. «Lo tenemos acreditado: no había estudio de viento. Lo único que encontramos fue la fotografía de un técnico con una bufanda», una imagen que ha devenido con los años en el icono de este proyecto ya fallido, según explica Anna Climent, alma mater y portavoz del colectivo desde el primer día, y actual concejal de Compromís en Alcoy.

«Nosotros no hemos parado de luchar, pero en realidad el Plan Eólico lo acabó Rajoy en 2012 cuando quitó las primas. Habían dado unas primas tan jugosas que instalar aerogeneradores era rentable aunque no hubiese viento», subraya. Para ello, buscaron zonas «con pueblos pequeños en áreas deprimidas o con poca población y lo pusieron en marcha».

Durante todos estos años se han denunciado estudios arbitrarios o dejando al margen áreas de protección y, sobre todo, falta de criterio a la hora de decidir por qué unos sitios sí y otros no. De hecho, este proyecto generaba un impacto enorme tanto por los molinos como por los caminos que había que abrir para poder llegar a las cimas de las montañas: el Tossal del Rey, la Loma Redonda, Alfaro, Fenossosa, Alt de la Creu, Fontanella y Argueña, por citar algunas.

Tampoco prosperaron los 65 aerogeneradores de la zona 13, de los cuales 25 se tendrían que haber situado entre Villena, Canyada y Campo de Mirra, concretamente en la parte de El Morrón.

«Era una falacia»

Anna Climent habla con claridad, porque domina el asunto, después de doce años de actividad casi diaria y continuos dictámenes de organismos tan dispares como el Síndic de Greuges o la Unión Europea. «Nos vendieron que era energía barata y anticontaminante, lo que era una falacia, pero que hizo que al principio los ecologistas no nos apoyaran. He dado conferencias y siempre he dicho lo mismo: «El Plan Eólico lo ha hecho Zaplana. ¿Pensáis que Zaplana se preocupa por la paz en el mundo y el calentamiento global?». Estamos hablando de algo que es como hacer una embotelladora en el desierto, subvencionada; de un plan que se hizo sin estudios de viento, como nos han reconocido en confianza los técnicos». En el seno de la Coordinadora aún quedan batallas por luchar, ya que «el suelo asignado los parques es industrial y, en consecuencia, podría albergar un vertedero, por ejemplo. Pensamos que esto no llegará a ocurrir, pero nunca se sabe».

Hay que significar que los «vecinos», Castilla la Mancha y Murcia, sí tienen parques: 139 en el primer caso y 14 en el segundo. Sólo en Albacete hay 1.895 molinos.

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