La Coordinadora Feminista de Valencia logró reunir el pasado 7 de noviembre, por primera vez en la historia de España, a 200.000 personas, en su mayoría mujeres, en Madrid para protestar contra una de las peores lacras que siguen azotando a la sociedad española: los asesinatos machistas. Desde la puesta en escena de esa I Marcha Estatal contra las Violencias Machistas (en la imagen inferior) cinco mujeres más han sido asesinadas en nuestro país, dos de ellas en Llíria.

Hay quien ha osado cruzar la línea y relacionar la marcha con la oleada criminal. Muchos incluso siguen buscando un móvil tras cada acto homicida, como si de crímenes de mafias o de rencillas personales se tratara. Nada más lejos de la realidad: ni la marcha feminista empujó a los asesinos, ni hay otro móvil detrás de cada crimen que la concepción machista que los autores tenían de la relación de pareja, concebida desde la más absoluta desigualdad entre géneros.

Los datos que rodean cada caso no dejan lugar a la duda. Los nueve autores de los once asesinatos habidos este año en la Comunidad, seis de ellos en Alicante y los otros tres en Valencia, actuaron cuando tuvieron oportunidad y en ningún caso al hilo de un telediario o una noticia en prensa. Silenciar esas muertes equivaldría a enterrar a las víctimas en una fosa común del olvido y sólo ayudaría a perpetuar aún más un atavismo, el del machismo, que tiene sus raíces más hondas clavadas en la educación.

Precisamente para contribuir a mantener en la memoria colectiva el recuerdo vivo de esas once víctimas del machismo, INFORMACIÓN pone en marcha a partir de hoy y durante los próximos siete domingos una serie dedicada a esas once mujeres y a las vidas que les robaron nueve hombres que no las aceptaron como seres libres e iguales con derecho a decidir su futuro. Y que no tuvieron miramientos a la hora de engrosar la vergonzosa lista de los damnificados por el machismo con 12 huérfanos de madre, diez de ellos menores de edad.

De las nueve mujeres muertas -las otras dos víctimas mortales hasta sumar once fueron la madre y una hermana de sendas asesinadas- sólo una había superado el terror y se había decidido a denunciar. Fue Teresa, la mujer de 70 años muerta en Elche en enero pasado, pero ningún juzgado tomó medidas cautelares de protección porque la denuncia no llegó a prosperar.

Y otro dato más para la reflexión: dos estaban protegidas con órdenes de alejamiento. Por esa coincidencia, este diario ha decidido iniciar esta secuencia de reportajes reivindicativos con esos dos casos. Son el de Elvira, muerta hace exactamente una semana junto con su madre, Magdalena, en Llíria, y el de Gema, caída en mayo en Dénia. Ambas fueron protegidas gracias a las denuncias de terceros -una empleada de un supermercado y un médico. Es cierto que el alejamiento impuesto por los jueces no frenó a los verdugos, pero revela que el camino para que no nos falte ninguna más pasa necesariamente por la implicación de todos a la hora de denunciar. Las víctimas están demasiado atenazadas por el miedo.