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Un parque sin agua y peligroso

La falta de mantenimiento incrementa el notable deterioro que sufre la Ereta

Un parque sin agua y peligroso

Una placa anuncia que nos encontramos en el Jardín del Agua, pero paradójicamente no hay agua y muchas de las plantas están pisoteadas o secas. Y es que el parque de la Ereta sufre un importante deterioro por la falta de mantenimiento y los sucesivos actos vandálicos que sufre este enclave de la ciudad.

De hecho, el parque está lleno de pintadas. Enormes y coloridos grafitis, firmas, mensajes de amor y dibujos obscenos llenan el mobiliario urbano y las paredes. En el Jardín del Agua los grafiteros se han cebado especialmente. Un enorme pez de color verde y amarillo preside este tranquilo rincón del parque, en el que falta el ruido del agua. Los canales y el estanque central permanecen secos y las jardineras que lo rodean están descuidadas.

Sin embargo, lo más grave es la falta de seguridad que ofrecen algunos elementos de esta zona de la Ereta. Un ejemplo, los cajetines de electricidad arrancados dejando al descubierto manojos de cables. También han sido sustraídas algunas piezas de seguridad de las barandillas, por lo que hay riesgo de que un niño se caiga por el enorme hueco que queda al descubierto.

El suelo está lleno de cristales, restos de los botellones, que según denuncian algunos vecinos, practican grupos de jóvenes. Esta falta de mantenimiento contrasta con el cuidado con el que se diseñó el Jardín del Agua, uno de los espacios más singulares del parque de la Ereta. En el diseño original se describía este enclave como un espacio inspirado en el tratamiento que los árabes daban al agua, con canales y un estanque central bajo una pérgola rodeada de álamos.

No es la única incidencia que ha sufrido esta zona. Hace cerca de dos años tuvo que ser vallada ante el riesgo de desprendimiento de la cubierta de madera trenzada. Siguiendo el camino hacia la zona del restaurante, nos encontramos con un espacio diseñado como sala de exposiciones y que pocos recuerdan haber visto abierto. Poco se sabe también de la zona de espectáculos, con camerinos subterráneos en Plaza de la Ereta, anunciada en la web del Ayuntamiento. Sí que hay zona de petanca y juegos de mesa como la oca o el parchís, aunque algún gamberro se ha entretenido quemándolos y pintándolos.

El polvorín, que según la web del Ayuntamiento, en su interior contiene información histórica sobre el enclave de la Ereta, permanece también cerrado. Durante unos años esta instalación fue reconvertida en la casa de Santa Claus. Hoy permanece cerrada y abandonada.

Vecinos del Casco Antiguo como Carmen, que ayer recorría algunos de los jardines del parque, se quejan de la falta de mantenimiento y de la poca gente que llega hasta esta zona. «Tan sólo vienen grupos de jóvenes a beber». Y es que los accesos al parque tampoco son fáciles, ya que para llegar a él se tiene que subir a pie por el Casco Antiguo, lo que supone una importante caminata.

Si se quiere llegar en coche, debe hacerse por la carretera de acceso al Castillo de Santa Bárbara. Un pequeño desvío llega hasta el parque, pero el área de aparcamiento es escasa y sólo hay capacidad para estacionar 10 ó 15 vehículos

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