«Mientras trabajaba me encantaba y no me apetecía jubilarme. Cuando me tocó lo admití. Si estás equilibrado mentalmente aceptas que ha llegado otra etapa de tu vida. Además, vivo en un sitio muy agradable donde puedo hacer gimnasia», cuenta María Rosa García Mirasierras,que fue directora de la Oficina de Comunicación de la UA y también profesora asociada en la última década. Ahora valora tener tiempo libre para hacer «lo que me apetece, eso no tiene precio. Después de una vida de mucho ajetreo ahora es de mucho relax. Cuando eres joven la vida es dura, es una carrera de obstáculos. Llegar a esta edad y si tienes salud no hay nada como disfrutar a tope». Recalca que con la jubilación «te das cuenta que hay distintas vidas y es muy importante no querer ser lo que ya no eres». Sabe que hay otras personas que no admiten su nueva etapa y «sufren mucho». A pesar de todo, reconoce que «hay un desperdicio intelectual» en el retiro de quien ha pasado su vida investigando.
