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«Los criterios de diagnóstico son vagos, ¿cómo se determina que un niño es más o menos movido?»

«Los criterios de diagnóstico son vagos, ¿cómo se determina que un niño es más o menos movido?» información

Desde la Asociación Española de Neuropsiquiatría ven con preocupación el aumento de niños diagnosticados con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad o TDAH. ¿Por qué?

El aumento de casos lo constatamos a diario en nuestras consultas. También por conversaciones con los profesores, que ven con preocupación esta tendencia y aseguran que hay clases en las que más de un 20% de sus alumnos está diagnosticados de TDAH. Esta preocupación es lo que llevó a que la AEN en el año 2013 publicara un documento que se encuentra en la web, para que quienes tuvieran que tomar decisiones o se interesaran por estos niños, dispusieran de una información más amplia y diversa de la que habitualmente está accesible en nuestro medio. Recordando que no pretende suplir al clínico que atiende a estos menores.

¿Qué está fallando en su opinión?

El principal problema son los criterios clínicos que se utilizan para diagnosticar este trastorno y que son demasiado vagos. El manual de diagnóstico que se utiliza DSM 5, incluye criterios muy amplios y subjetivos. ¿Cómo se puede determinar si un niño es más o menos movido, impulsivo o desatento? Los niños por naturaleza son movidos y a veces influye de una manera decisiva la percepción y tolerancia de los padres y de sus profesores. En este sentido, a la hora de diagnosticar el TDAH en muchas ocasiones se incluyen problemas de conducta que son propios de la infancia y el momento madurativo, o problemas de atención en niños que o bien tienen altas capacidades y se aburren en clase, o bien el nivel de clase es demasiado alto para ellos y se distraen.

¿Son los profesores quienes suelen dar la voz de alarma?

En muchos casos sí. En este sentido, no se tiene en cuenta que actualmente las clases están masificadas y no es lo mismo tener 15 alumnos que 30 por clase. La capacidad del profesor para realizar intervenciones individualizadas se ve limitado, cuando los niños dentro de un proceso madurativo normal evolucionan con más lentitud en el control de la impulsividad y conducta.

¿Han detectado problemas derivados del uso de la medicación para tratar este trastorno en los niños?

Al fin y al cabo el tratamiento farmacológico de primera elección del TDAH se basa en el uso de estimulantes, en particular en el uso del metilfenidato. Las investigaciones informan que si bien a corto plazo mejora la atención y disminuye el movimiento, no lo hace el rendimiento escolar del niño, su comportamiento o no mejoran las relaciones paterno filiares. A medio y a largo plazo se ha detectado que aumentan las conductas antisociales y el consumo de drogas. Estos menores necesitan unas pautas y un cambio en el ambiente y muchas veces esto no se hace.

Hay quien ya ha alzado la voz de alarma sobre el «negocio» que supone la venta de estos medicamentos. ¿Comparte esta inquietud?

Si, cada vez hay más voces e investigaciones que ponen de relieve cómo la industria farmacéutica pagando congresos, investigaciones e implicándose en la formación de los profesionales, influye sobre la forma de diagnosticar y tratar de los profesionales. La administración sanitaria está delegando la formación de los profesionales y la investigación en la industria.

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